En un breve resumen diría que “La condesa” como película, a logrado mantener en un alto nivel sus aspectos técnicos, una fotografía muy bien cuidada que a veces se vuelve muy preciosista y entonces, juega en contra de la narrativa, un sonido bien esmerado, una dirección de arte poco exigida pero bien conseguida, alguna interpretación actoral más sobreactuada que otra, y a veces alguna falta de actuación. Pero en esencia, un trabajo técnicamente bien logrado a la par de una construcción muy débil en su relato.

Más allá de la polémica (o no) si ésta es una película hondureña, quedémonos con que es, como se presenta el mismo film, una coproducción hondureña-estadounidense. Parte del equipo técnico es hondureño en sus puestos principales y el equipo artístico lo conforma un casting principal internacional donde se incluye también a la hondureña Yaritza Owen y los autores principales guion y dirección (hondureños ambos) Oscar Estrada y Mario Ramos respectivamente.

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Justo es aquí en la dirección y en el guion, donde percibo las más importantes debilidades de este proyecto cinematográfico.

En cuanto a la dirección, además de, cómo mencioné, un desbalance en las actuaciones, por ejemplo Gonzalo Trigueros está casi en todo su desarrollo de personaje sobreactuado en su interpretación.

Diana Pou muestra algunas inconsistencias en su interpretación de “Débora”, (sin embargo esto también es un problema de guion y de cómo está construido su personaje, más adelante ahondaré un poco en este tema). Pero todo esto contribuye a tener una narrativa muy predecible, que parte de un argumento interesante, aunque no original, pero que tiene problemas para aterrizar un desenlace porque en medio de su desarrollo se muestra confuso y sin un trayecto principal claro.

Aunque conversando con algunos colegas no llegamos a una conclusión clara de en qué género podemos ubicar esta película, algunos dirán que no es o no pretende ser una película de terror, sin embargo, hace claro uso de muchos de los tópicos más comunes del género y en este caso podría decir que no los usa bien.

Entre ellos, tenemos, principalmente la casa, (antigua, intacta, llena de recuerdos y de un pasado tortuoso acumulado por generaciones), dentro de la casa, el ático o sótano donde se esconden los más oscuros secretos, los fantasmas o almas en pena que no pueden salir de esa casa, el personaje ingenuo que por curiosidad o por casualidad se topa con esos secretos, el bosque que aísla esta propiedad del resto de la civilización, y el personaje que conecta espiritualmente con los fantasmas a manera de médium.

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Además de esto la música que acompaña la película nos va preparando emocionalmente para los muy esperados “jumpscares” que dicho sea de paso fallan en la película en caso de haber sido intentados.

Podría extenderme bastante en mencionar las debilidades de narrativa que encuentro en la película desde el punto de vista de dirección, como por ejemplo que nunca, como espectador, logré conectar con ninguno de los personajes principales puesto que en ninguno de ellos, encuentro las motivaciones para sus acciones completamente claras.

Prefiero que el siguiente análisis de algunos aspectos del guión, sean leídos con la intención principalmente, de que nuevas generaciones de creadores, que comienzan a incursionar en la construcción de guión puedan contrastar mis ideas con los conocimientos que vayan encontrando en su formación y así vayamos fortaleciendo el cine hondureño, como lo hace de gran manera esta película.

Este género gracias a las cinematografías coreanas y japonesas, entre otras, se ha podido renovar y se ha mantenido como una de las principales fuentes de entretenimiento del cine comercial actual. No obstante, siento que este guión sigue los lineamientos del cine norteamericano de terror ya muy desgastado, por ello la película se vuelve bastante predecible.

De tener que tratar de copiar recetas para este tipo de películas yo preferiría seguir los lineamientos más contemporáneos del cine asiático en este género.

Podría decir que los recursos dramáticos de este género que enliste anteriormente, están tal vez no mal usados en este guión, pero sí poco explotados, excepto por el personaje de Débora quien en este caso toma el rol tópico de la médium, este personaje desde mi punto de vista, si esta mal usado y mal construido.

En primer lugar, en el género, este personaje tiene una función muy importante en el nivel diegético ( o sea en el mundo interno de la narración) sirve de enlace entre los vivos dentro de la trama y los muertos o fantasmas, para que los primeros tengan más claves de lo que está pasando pues uno de los objetivos en las películas de este tipo, es mantener el desconcierto de los protagonistas para hacerles a ellos un arco narrativo más interesante en toda la trama.

No obstante, en este caso en particular, el personaje de Débora tiene aquí, una función más que todo de revelar para el espectador detalles de la historia que la película falla en mostrar y al necesitar acelerar la trama, los comunica de viva voz, eso llega a ser hasta molesto, pues se subestima la capacidad del espectador de asociar y sacar sus propias relaciones dentro de la narración. Esto se puede apreciar en diálogos que están dirigidos a dar información al espectador como este:

Débora

-Quieren la sangre-

Sandra

-¿Y para qué? ¿Son vampiros?-

Débora

-No, solo quieren la sangre-

Por ello, como espectador no me queda otra que pensar que ella es una médium profesional que no la asusta o inquieta ver personas muertas rondando en la casa, y espera que le respondan como si se tratase de roommates en un hostal colectivo.

Pues una cosa es que en la presentación del personaje, este mismo nos diga al inicio de la película que, “desde pequeña puede detectar energías”, y otra es que desarrolle estas habilidades a este nivel de perfección. Por otro lado, ¿cómo adquiere información privilegiada? que solo la narradora de la historia puede saber.

Por ejemplo, el nombre de una víctima o que a ésta le ofrecieron un empleo como trabajadora doméstica, o el nombre de la protagonista de los hechos macabros a quien solamente ve en imagen, o el nombre de “Paola” con sólo ver muy brevemente su cuerpo muerto, cuando antes Paola para ella, era solamente la novia de uno de los tíos de su pareja.

En esa misma línea, otro de los fallos que se aparecían sin mucho esfuerzo en el guión, además de este uso de diálogos explicativos, son los diálogos mal elaborados. Un ejemplo lo encontramos en el momento que una chica (Paola) va huyendo y escondiéndose por su vida de tres captores, uno de estos le indica a gritos “Paola gritá” el espectador sabe, igual que Paola, que si lo hace, el sonido de su grito les dará la ubicación a sus perseguidores así que no lo hará… ( esperamos como espectadores por Paola que no lo haga) entonces ese diálogo no solo no tiene sentido, sino que le da características de ridículo al personaje que lo dice.

Otro ejemplo claro de diálogo innecesario es cuando el personaje de Débora, a quien se nos ha presentado en la trama como una chica que “tenía una sensibilidad especial” y como mencioné antes podía ver y saber información muy privilegiada, de repente ya no tiene estas capacidades de entendimiento y no sabe lo que está pasando, y el guión nos lo dice en diálogos… ella pregunta a las personas que ha visto, que sabe son fantasmas… “ ¿qué está pasando? No entiendo qué está pasando” Y una de ellas ahora si le responde, (algo que ya el espectador sabe de antemano) “Pasa que estamos muertos” le responde, con ello no sólo enfatiza lo predecible que es el relato, sino que desaprovecha el metraje para comunicarse con diálogos más elaborados o más inteligentes.

Tal vez el problema mayor del guión es tratar de abarcar mucho y a la vez no desarrollar cada aspecto en plenitud… pues da pistas de las referencias literarias, cinematográficas y de hechos reales, en las que basa su construcción (que son muchas) pero no desarrolla plenamente ninguna de ella como su base narrativa o como decimos en el argot cinematográfico en términos de relato, como su “principal tren narrativo” por ello, se vuelve confusa y saturada con tantas referencias.

Algunas de ellas, están incorporadas de manera forzada, como cuando se nos menciona a Cortázar y su cuento “Casa tomada”, la primera vez en el metraje que se menciona al Gabinete del Dr Caligari, o cuando se nos hace referencia a la tragedia de Shakespeare “Hamlet”.

Aquí, está bien que se hagan las referencias, el problema es cómo están contadas (no mostradas), tan evidentes para el público, nuevamente subestimando la percepción y negándose la capacidad de observación y relación como espectadores.

Celebramos que, como artistas del cine sigamos teniendo oportunidades de hacer producciones de este nivel técnico y vayamos cada vez exigiéndonos más y con esto, teniendo mayor presencia como cineastas y creadores hondureños en el panorama internacional.

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