Una película muy personal sobre una historia sencilla y muy humana. Bien escrita y dirigida con sutileza, es la película más luminosa de Paul Thomas Anderson: una obra que respira "cine puro".

Ya un tiempo atrás, Tarantino nos había dado una sensación similar cuando nos llevó a un momento dorado del cine norteamericano con Erase una vez en Hollywood. Thomas Anderson, en cambio, acaba de regalarnos otro sensible y poderoso viaje en el tiempo, saborizado con especiales ingredientes.

Ya el titulo (Pizza de regaliz) nos da pistas sobre qué encontraremos en el interior de este filme, una arriesgada combinación de sabores dulces y salados, una mezcla de edades y gustos que logran una deliciosa propuesta cinematográfica.

Un ingrediente especial de esta exquisita y conmovedora pieza es el elenco, conformado por dos sorprendentes debutantes que ya abrieron la puerta para ser protagonistas de un renacimiento del cine actual, en una generación que puede superar a sus antecesores.

Cooper Hofman —hijo del maravilloso actor fetiche de Anderson, Philip Seymour Hoffman—, comienza su carrera actoral con una potente interpretación digna de estudio en escuelas de actuación juveniles.

Un ingrediente especial de esta exquisita y conmovedora pieza es su elenco.

Por otro lado, la famosa jovencita Alana Haim —parte fundamental de la banda de pop rock “Haim” junto con sus hermanas Este y Danielle—, debuta dejando una huella muy profunda con su interpretación.

Junto con ellos una constelación de estrellas como Bradley Cooper, Sasha Spielberg (hija de Steven), el músico y actor, Tom Waits, el joven director de la película Gemas en bruto,Ben Safdie, así como John C. Reilly y Herman Munster.

Otro ingrediente atractivo es el tema principal (enamorarse y emprender), pero a la vez, la cantidad de temas y tácitas denuncias sociales que Anderson propone en su cine.

Finalmente, esta película está conformada por otro ingrediente muy estimulante: la música de John Greenwood, guitarrista de Radiohead, quien nuevamente incursiona musicalmente en una película de Paul Thomas Anderson. En su propuesta encontraremos un cóctel musical muy elegante que contempla a The Doors, Nina Simone, David Bowie o Taj Mahal.

La película llega a los Oscar con tres nominaciones (mejor guion original, mejor director y mejor película), por lo que este es el año en que Paul Thomas Anderson puede llevarse esa deseada estatuilla dorada que, a decir verdad, tampoco le falta, pues tiene la crítica de cine a sus pies desde que hizo Magnolia allá por 1999.

 Licorice Pizza se perfila como la mejor película del 2021. No te pierdas la oportunidad de verla en salas de cine.