Ocho meses de pandemia y dos huracanes-tormentas tropicales han llevado a nuestra amada Honduras a una situación de crisis sin precedentes, que demanda soluciones integrales; en la base de esas soluciones están las personas, cada uno de los hondureños ¿y por qué no?, cada uno de los extranjeros que han hecho de esta tierra hermosa su lugar para vivir, independientemente del rol que tengamos en esta sociedad: políticos, empresarios, estudiantes, líderes religiosos, amas de casa, campesinos, obreros, emprendedores, influencers, maestros, doctores, enfermeras, líderes gremiales, todos podemos y debemos aportar a la reconstrucción de nuestro país.

Ante la situación que enfrentamos, todos podemos crecer en empatía y comprometernos a la solidaridad.

La empatía es la capacidad de comprender la situación emocional y el momento material de otra persona, casi en toda su complejidad, aún y cuando no necesariamente se compartan las mismas opiniones y argumentos que justifiquen el estado o reacción que expresa la otra persona. Ni siquiera significa estar de acuerdo con el modo de interpretar las situaciones.

Necesitamos ser empáticos con el familiar, con el vecino, con el compañero de trabajo, con el amigo, pues de una forma u otra muchos han perdido algo o a alguien.

Es tiempo de dejar de lado los prejuicios y los juicios y abrir el corazón, así que quiero compartir cómo podemos crecer en empatía.

1. Tómate un tiempo para poner tu atención a la otra persona, su situación, sus necesidades, su estado de ánimo

2. Escucha de forma activa, atendiendo sus palabras, su lenguaje corporal, lo que te dice y cómo te lo dice, sin prejuicios, sin pretender adivinar y sin hacer juicios

3. Reconoce que su situación es única y diferente a la tuya y, por ende, la forma en que se siente y es impactado (a) es también diferente, pero es válida y auténtica, por ello se debe respetar y valorar.

4. Ahora que has podido comprender cómo piensa y siente, puedes acompañar, puedes consolar, puedes ayudar, seguro encontrarás formas creativas de ayudar.

Entonces, surgirá la solidaridad, ese compromiso que nos lleva a luchar por el bienestar del otro, a compartir lo que tenemos, a desprendernos de nuestra comodidad y luchar por el bien común.

Honduras clama para que sus hijos se levanten con la garra catracha, cada hondureño levantando a otro hermano que en medio de la crisis ha enfrentado la pérdida, el desaliento, el luto, el desempleo, la escasez.

Juntos podemos construir un mañana mejor.

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