Creo que las metas y resoluciones deberían ser un constante de nuestra vida y no por presión de nada ni de nadie ni de fechas, sino por crecimiento personal, por el deseo de salir adelante y de buscar constantemente nuestra mejor versión.

Por otro lado, estas resoluciones son a veces inalcanzables, por lo que la frustración no tarda mucho en tocar la puerta.

Si es tu costumbre es hacerlas y te motiva, ¡genial!

A cada uno le funcionan cosas distintas; y si no te funcionan, no te sientas mal, ni presionado, ni frustrado. Al contrario, comienza el hábito de proponerte resoluciones y metas alcanzables y poco a poco, a medida vayas lográndolas, vas exigiéndote más.

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No hay logro pequeño, para algunas personas solo levantarse de la cama ya es un gran logro. No te compares, el éxito es relativo a la situación de vida individual. Cada uno es arquitecto de su propio destino, a su manera, en su propio tiempo.

No seas conformista, que podes con todo, te lo aseguro, Dios nunca da más de lo que podemos soportar. Reconoce lo que has avanzado y logrado, y sentíte orgulloso de vos mismo.

Sos capaz de lograr todo lo que te propones, pero primero tenes que creértelo vos mismo y luego, pues manos a la obra. Hace que las cosas pasen.

 ¿Qué te parece si te propones resoluciones de vida? Resoluciones retadoras pero alcanzables, en diferentes momentos y etapas de vida, con una mentalidad de crecimiento, con ganas de vivir una vida extraordinaria (pero sin dañar a nadie), que te hagan luchar y avanzar, sin importar si es fin de año, a medio año, Semana Santa, Navidad, tu cumpleaños o ninguna fecha en particular.

Que todas esas resoluciones comiencen en amor propio y pulan tu mejor versión. Resoluciones que permanezcan, aunque a veces no estés bien y las pongas en pausa, porque está bien no estar bien siempre.

Y no esperes reconocimiento de nadie, que tu superación no necesita validación de nadie, tu crecimiento personal, tu cambio, tus logros, como siempre digo: son tu tesoro personal por siempre.

Feliz año 2023.

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