Hace aproximadamente 28 años, bajaba de mi bus escolar e iba corriendo a ver las tortugas del parque La Concordia, podía pasar horas viendo el prehistórico espectáculo… Un par de semanas atrás, andando en bicicleta por las mismas calles de hace años, un poco más deterioradas y olvidadas que de costumbre, se cruzó por mi mente la siguiente idea que deseo compartirles. Todos los fines de semana los hondureños visitan los diferentes centros comerciales ("malls"), con la finalidad de “matar el tiempo”. Pasan viendo vitrinas y productos que tristemente no pueden comprar, caminan un poco y con algo de esfuerzo compran comida y la consumen en un “food court”, para luego repetir la rutina el siguiente fin de semana.   Y entonces pensé, que bonito sería que los parques del casco histórico estuvieran interconectados, unos con otros, por medio de rutas o senderos urbanos, y que dentro de cada parque se instale un café construido de madera, ofreciendo los diferentes tipos de café de las regiones cafetaleras del país.

Parque La Leona

Por dar ejemplo, en el parque La Leona servirían café de Copán y Francisco Morazán, en el parque Herrera, café de La Paz y Comayagua, y así sucesivamente. Quizás el Ihcafe (Instituto Hondureño del Café) se interese y pueda aportar más al asunto.

Otro punto interesante es que los cafés de los parques, podrían ser proyectos de emprendimiento femenino.   Vale mencionar que mi idea, consiste en que las rutas que conecten a un parque con otro, deberían de estar señalizadas e iluminadas con focos, de luz solar para ahorrar energía eléctrica, con pequeños rótulos que contengan frases célebres de escritores, personajes artísticos y científicos de Honduras, Centro América, Sur América y el mundo. Y claro, contar con seguridad durante el trayecto las 24 horas. Las salidas y entradas de cada parque tendrían  un cartel indicando hacía qué parque te dirige ese sendero, donde vos y tu familia podrían hacer ejercicio, aprender, comer, leer y disfrutar de cualquier otra actividad al aire libre.

Parque Herrera

En cada parque podrían haber músicos con instrumentos acústicos tocando piezas clásicas o canciones populares, pero ejecutadas profesionalmente. También se podrían realizar  eventos artísticos como teatro callejero, mimos, pintura, etc. Quizá Bellas Artes o la Escuela Nacional de Música puede aportar ayuda en esto.

Mi padre me contaba, “le decían la culta Tegucigalpa”. Tristemente por los momentos esto solo es ficción, pero la buena noticia es que, si yo puedo imaginarlo, ¡vos también podes! De algo sirvieron las tortugas del parque La Concordia, ¿no creen?…

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