Salieron de Honduras en busca de mejores oportunidades; al llegar a México, el 8 de febrero, fueron secuestrados por la banda de delincuentes "Los Chaparros".

Fueron un total de 18 días los que pasaron encerrados en una casa, donde casi no les daban de comer o beber, los golpeaban y les sacaban fotografías para pedir rescate a sus familiares en suelo catracho.

Tras ser liberados por las autoridades mexicanas pasaron a un asilo; meses después ya están en tierras estadounidenses bajo la protección del Estado.

"El niño me decía 'ya no aguanto el hambre', fue duro", dijo entre lágrimas Kenia López, en una entrevista exclusiva a Noticias Univision.

Darwin Rivera, quien era el mayor de los siete hondureños secuestrados, fue alejado de sus familiares para torturarlo: "me da en la cabeza, me descontrola, caigo inconsciente y me desmayé en ese momento".

Kenia, Darwin, sus tres hijos y dos sobrinos escucharon como otras personas secuestradas se quejaban, pero desconocen qué les hacían o si siguen vivos.

"Lo primero que vimos fue el cielo, empezamos a ver la claridad y eso fue impresionante", dijo el catracho, quien no pudo contener sus lágrimas al recordar el infierno que vivieron.

Llegaron a Estados Unidos

El 12 de mayo los catrachos lograron ingresar a Estados Unidos con visa humanitaria que les fue otorgada, algo que aseguran "fue como un sueño".

Ahora la familia solicita ayuda para salir adelante, ya que de momento no cuentan con permisos para poder laborar y mantener a sus seres queridos.

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