Ronaldinho arribó a sus 40 años de edad el sábado, quizá esta era una fecha esperada con ansias y para la que probablemente tenía muchos planes, pero el destino se encaprichó con él y, por increíble que parezca, al astro brasileño le tocó pasar este 21 de marzo en prisión.

Encerrado en una celda de la Agrupación Especializada de la Policía en Asunción, Paraguay, desde hace 15 días, cuando fue acusado de ingresar al país con pasaporte falso, Ronaldinho comparte su encierro con su hermano Roberto, acusado del mismo delito.

El astro de Porto Alegre permanece en una de las cárceles más famosas del país, donde guardan prisión reconocidos políticos y peligrosos narcotraficantes. No obstante, la permanencia de Dinho en la cárcel ha contribuido al buen ambiente adentro, según informan medios locales.

Ronaldinho es tratado como la gran figura que es, tanto así que, el futbolista fue peleado por varios equipos de fútbol dentro de la prisión, pues todos querían al fichaje estrella entre sus filas.

Entre los pocos privilegios a los que puede aspirar destacan el haber disfrutado de una exquisita comida especialmente cocinada para él y una clásica soda, como parte de la celebración de esta fecha especial. Ronaldinho no perdió su peculiar sonrisa y posó antes de comer el platillo que, seguramente, sintió como un manjar.

Esta es la foto de Ronaldinho en su cumpleaños.

Los días de viajes y lujos del exjugador del Barcelona, AC Milán y PSG, quien lo ha ganado casi todo en el fútbol, cambiaron de una manera drástica, pues pasó de todo eso a permanecer en el módulo de carpintería en la prisión paraguaya, donde busca mantener "su mente despejada” y afrontar de otra forma su encierro.

El exmundialista está a la espera de la resolución de su caso, pero, para ello tiene dos problemas. El primero es que la empresaria que lo llevó a Paraguay, quien le otorgó el pasaporte falso, permanece fugitiva. El otro es el coronavirus, pues la pandemia mantiene al sistema judicial paralizado en Paraguay, así que, mientras tanto, a Dinho le toca esperar un poco más tras las rejas.