Con un gol de cabeza del central neerlandés Nathan Aké, el Manchester City hizo suyo el duelo del Etihad ante el Liverpool (3-2), una exhibición de buen fútbol, vertical, de ritmo alto, goles y alternativas que terminó por amarrar el conjunto del español Pep Guardiola para lograr el acceso a los cuartos de final de la Copa de la Liga inglesa.
El primer gran duelo del fútbol de la Premier, el choque entre los dos equipos más laureados de la competición, tras el parón por el Mundial de Qatar 2022 ofreció un estupendo espectáculo entre dos equipos desatados, sin freno y sin descanso empeñados en la conquista del objetivo.
No dio la sensación de haber estado detenido el juego en Inglaterra. No hubo falta de ritmo ni de tensión. Todo lo contrario. Nadie regaló nada. E incluso en el tramo final, la tirantez fue evidente entre los jugadores.
No hubo tregua en el duelo entre los dos dominadores del fútbol inglés en los tiempos recientes. Diez minutos tardó Erling Haaland en abrir el marcador. El noruego, ávido de fútbol, llevó a la red un centro desde la izquierda del belga Kevin De Bruyne.