El Real Madrid conquistó su quinta Supercopa de Europa para pasar a ser el equipo más laureado de la competición, iniciando el curso con una imagen repleta de autoridad, superior a un Eintracht Frankfurt que cambió su identidad, con excesivo respeto al campeón de Europa, que se topó con Thibaut Courtois y cedió a los tantos de David Alaba y Karim Benzema (2-0).
Sin caras nuevas ni pruebas que encajar. Con los mismos referentes. El salvador Thibaut Courtois, la conexión letal Vinícius-Benzema. Con el dominio de un centro del campo de leyenda que añade un logro más a su extenso historial. El Real Madrid de Carlo Ancelotti, apuesta segura en las grandes citas.
Medirse al campeón de Europa y hacerlo tras recibir un set del Bayern Múnchen en su estreno en la Bundesliga, fue una invitación al Eintracht a no arriesgar en exceso, a ser conservador.
Más aún sin su estrella Filip Kostic, a punto de ser anunciado por la Juventus, con Rafael Santos Borré aislado en punta. Su planteamiento provocó un inicio insípido. Sin espacios. Fútbol control con ausencia total de vértigo.