El París Saint-Germain (PSG) volvió a paliar con goles la falta de buen juego y como sucedió ante el Manchester City, frente al Leipzig fue el argentino Lionel Messi quien selló la remontada (3-2) que preserva el liderato del grupo.
El exjugador del Barcelona firmó un doblete que casi tiene que agradecer a Kylian Mbappé, que marcó el primero, sirvió el segundo y propició el penalti que cerró la remontada.
Hasta el segundo gol de Messi, el PSG tenía poco que celebrar, superado por un ordenado y voluntarioso conjunto alemán que mereció mejor suerte, pero que sigue sin sumar en Europa, lo que en el ecuador de la liguilla le condena al milagro.
A la espera de que Mauricio Pochettino encuentre la fórmula para acordar a la constelación de estrellas que el capital catarí ha puesto en sus manos, el equipo se aferra a la calidad de su plantilla para seguir sumando resultados.
El PSG es nitroglicerina y salta ante su público con una efervescencia que provoca vértigo en el rival, el contexto para un Mbappé que adora ponerle adrenalina a los duelos.
No estaba Neymar, que empieza a preocupar en la rivera del Sena porque no está aportando al equipo. Su sustituto fue un Julian Drexler que no mejoró el balance defensivo del brasileño.
El Leipzig demostró la valentía que le caracteriza, un equipo alegre y sin complejos que no se achantó ante la puesta en escena de la que tildan como mejor plantilla de Europa.