En un abrir y cerrar de ojos la actividad escénica de Honduras se detuvo a raíz de la pandemia. Muchos aún no entendíamos la magnitud de la pandemia y la manera
cómo esta afectaría hasta las actividades artísticas.

Desde al año anterior que se confirmó el primer el primer caso de covid-19 en Honduras, los teatros han permanecido cerrados. La Escuela Nacional de Danza cerró también sus puertas.

En el caso particular, las alumnas de esta institución, amantes al ballet, no han detenido sus pasos y su pasión, y al no poder estar bajo las luces de un escenario les ha tocado innovar y bailar al compás de la música a través de una computadora y desde
allí recibir muchos aplausos.

Cinthia Núñez, directora de la Escuela Nacional de Danza, dijo que, a pesar de la pandemia, la institución no se ha detenido en su noble labor de seguir formando a las mejores bailarinas de Honduras, y que, a pesar de no contar con los grandes escenarios, hoy sus alumnas en sus propias casas hacen espacios para seguir con la enseñanza diaria.

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“La escuela aún en línea está brindando planes y programas de movimiento creativo, danza clásica, moderna, folclórica, historia del arte, actuación y ritmo, historia de la danza, terminología de la danza clásica, jazz, repertorio y anatomía aplicada a la danza”.

En diciembre, como en otros meses, esta escuela hizo sus presentaciones de manera virtual con el fin de no detener el amor a la danza en Honduras.

Para ingresar a la Escuela Nacional de Danza Merceditas Agurcia, es necesario hacer una preinscripción, para luego realizar el examen físico y de admisión de forma gratuita en este mes.

Beneficios del ballet

Para su directora, ser un bailarín trae beneficios mentales y físicos. En la mente hace que niños y jóvenes estén ocupados en actividades sanas y les aporta en la concentración; se vuelven más ágiles, porque para ser un bailarín debe tener un concentración y agilidad mental increíble, porque se debe tener capacidad de captar variaciones, llevar el ritmo de la música y tener el control corporal.

Es así que los niños se vuelven más equilibrados y aporta a lo físico. El ejercicio que el bailarín hace vuelve más ágil el cuerpo y son personas sanas físicamente y mentalmente.

“La danza trae múltiples beneficios a la humanidad y no importa el género, siempre beneficia para tener una salud física. La persona que se enfoca en el baile debe llevar primero la pasión y esta se va desarrollando mientras que la persona va conociendo lo que es la danza, pero también debe tener disciplina y determinación porque la danza profesional es muy exigente”, refirió Núñez.

“En la escuela, las niñas tienen una disciplina y entrega al mil porque de manera simultánea tienen que cumplir con sus estudios y con el ballet; para bailar al nivel que la escuela exige se requieren de muchos ensayos, aparte de las clases y el pénsum académico”, manifestó.

Para ser una bailarina de ballet son 11 años de estudios y salen listas para bailar en pareja. En la Escuela Nacional de Danza solo se reciben niñas de 5 a 12 años, porque las capacidades motrices se desarrollan en esa edad.