Seguramente cuando compramos un churro, nos preguntamos ¿Por qué trae más aire que producto o por qué la mitad es solo aire?, y al abrirlo la decepción se presenta cuando encontramos que estamos pagando por aire y no por papas.
Las bolsas están llenas de Nitrógeno porque los fabricantes se preocupan por el manejo del producto. Por una parte, es para evitar que se maltraten lo menos posible y no lleguen en trozos, por otra, es un excelente conservador.
El oxígeno que hay en el ambiente puede acelerar el proceso de oxidación y hace que la comida deje de servir.
Asimismo, mantiene las papas crujientes y alarga su vida. Además, es un gas insaboro e inoloro, de esta manera se logra que el producto sepa como si lo acabaran de preparar.
Como consumidores nos dejamos guiar por el tamaño de la bolsa y no por el peso del producto. Pocos hacen la labor de leer con cuidado las etiquetas y ver el contenido real.