La periodista hondureña, Neida Sandoval, está atravesando por duros momentos tras el fallecimiento de su esposo David Cochran, estadounidense con quien estuvo casado durante 35 años y que murió a los 70 años de edad.

Cochran falleció el martes (22.02.2022), mismo día en que el periodista Jomari Goyso publicó un capítulo del podcast en que la entrevistada fue Neida Sandoval, quien recordó el sufrimiento de su esposo.

Fue el 13 de enero de 2003 cuando David Cochran colapsó en la cocina de su vivienda en Miami, sufrió tres derrames cerebrales y un ataque cardíaco, lo que le impidió llevar una vida normal.

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"Él colapsó, David sufrió presión alta, tenía un daño en el cuerpo. Sus arteria estaban dañadas y le dio un colapso. Fue un cambio demasiado brusco en nuestra vida, le dio un derrame cerebral, un ataque cardíaco, una semana después otros dos derrames", recordó.

"Los derrames cerebrales le dieron en la parte derecha y cuando te dan en la parte derecha del cerebro te borra todo tu conocimiento, él quedó como un bebé. Podía hablar, pero no prestaba atención, no podía caminar y perdió todo su aprendizaje", añadió.

Neida Sandoval recordó que ella lloraba cuando trasladaba a su esposo a las terapias tras salir de su trabajo en Univision.

Fecha imposible de olvidar

El 13 de enero de 2022 la periodista hondureña recordó el 19 aniversario del día en que su esposo sufrió el colapso que cambió para siempre sus vidas y matrimonio; debido a que sus hijos tenían apenas cuatro meses de nacidos.

13 de enero…¡Imposible olvidarte!

Hace 19 años David colapsó en la cocina de nuestra casa en Miami.

Era la mañana del 13 de enero, 2003.. En ese instante nuestra vida como pareja y como familia tomó otro rumbo.

David ya no pudo cargar a nuestros gemelos de escasos 4 meses y medio de nacidos.

Tres derrames cerebrales en la parte derecha del cerebro que controla el área cognitiva y un ataque cardiaco lo dejaron inmóvil en una cama y le robaron todo su aprendizaje.

¡El camino ha sido largo…de batallas y victorias, de tropiezos y caídas, de seguir adelante con una sonrisa y la fé que sólo Dios nos puede dar!

David de repente había quedado como un bebé, no podía caminar, ni demostrar sus emociones, ni ponerse su ropa o bañarse, no podía lavarse los dientes, ni comer solo, olvidó como abrir una puerta, manejar un auto, decir te quiero, abrazarnos, había perdido la habilidad natural de reír o enojarse.

Los pronósticos médicos no eran alentadores pero una combinación de buenos médicos, excelentes terapistas, cambio de alimentación, medicamentos administrados correctamente, cuidados en casa, amor familiar, ayuda de amigos queridos y fé en nuestro ser supremo hoy 19 años después David sigue aquí y nosotros junto a él.

Su andar es lento pero su capacidad neurocerebral se recuperó en gran medida.

¡David ya no puede escalar montañas y montar a caballo o desplegar sus dotes de bailarín en una pista de música country!

No ha sido un camino fácil y con el paso del tiempo debemos abrazarnos aún mas a nuestra fé, tolerancia, amor, empatía y compasión.

Una de las cosas que valoro es que nuestros hijos Ali y Abito (Aliene Aida y Abener David) han tenido el privilegio de crecer junto a su papá, de compartir valiosos conocimientos al momento de hacer tareas escolares juntos durante la primaria y secundaria, de desarrollar cómo adolecentes una sensibilidad ante las personas con necesidades especiales y de valorar la unidad familiar y entender que no hay excusas para seguir adelante conquistando sus sueños.

Gracias a ti por tu cariño y tus oraciones.

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