2.6 millones de hondureños están en inseguridad alimentaria y nutricional, según los el indicador de clasificación integrada de los objetivos de desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Fátima Espinal Mercedes es la nueva representante de la FAO en Honduras. Es dominicana y llegó al país hace dos meses. En este corto tiempo ha estado feliz de compartir con los hondureños.

De aprender de la cultura, pero sobre todo de aportar para obtener cambios que vengan a reducir esas cifras de hondureños en inseguridad alimentaria y nutricional.

Son varios proyectos que encamina desde su oficina y proyecta un trabajo de campo activo, porque es una convencida que en el lugar de los hechos se conocen mejor las necesidades.

Su reto es apropiarse del país y del contexto que vive. Ya comenzó a visitar las comunidades para comprender las problemáticas y traer el valor agregado de la FAO.

Refiere que la política agropecuaria vence este año y que hay que construir un nuevo instrumento de planificación estratégica.

"La Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) está trabajando en la actualización y colaboramos junto con el Instituto Interamiercano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en la construcción y diseño de esta nueva política", indica.

En un diálogo con tunota, Fátima Espinal Mercedes aborda los escenarios actuales de la inseguridad alimentaria y las áreas potenciales que deben ser aprovechadas.

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¿Cuántos hondureños están en hambruna en 2022?

Para estimar lo que es el hambre, utilizamos indicadores que se construyen con estadísticas que el país produce.

En el objetivo de Desarrollo Sostenible, en el indicador de subalimentación, hay 1.5 millones de personas que tienen hambre en el país; es decir, el 15.3% de la población está en inseguridad alimentaria y nutricional.

¿Puede describir la inseguridad alimentaria en Honduras?

Otro indicador de clasificación integrada, que mide el hambre, habla de que hay alrededor de 2.6 millones de personas, o sea el 28% de la población.

Al pasar esa data a nivel territorial, significa que 17 de los 18 departamentos están en condición de subalimentación o inseguridad alimentaria.

Esa cifra no debería extrañar porque cuando una persona tiene esta condición, el indicador está diciendo algo. ¿Qué indica? que probablemente el alimento no esté disponible o el alimento no sea accesible.

Entonces, hay que hablar del costo de la dieta: de cuánto cuesta la canasta básica y de la posibilidad que tienen estas personas de adquirir dietas saludables.

Una forma de mitigar esa condición es adquiriendo alimentos que resultan saturados en grasas, en aceites, pero que son más económicos.

Hay una proliferación de carga con relación a la malnutrición, sea por sobrepeso o obesidad y no es desnutrición.

¿Qué sugiere para combatir la inseguridad alimentaria?

En el contexto rural hay pobreza y para trabajar la inseguridad alimentaria, hay que hacerlo con estrategias de reducción de pobreza.

¨Pero también hay que hablar de medios de vida rurales, de agricultura familiar, de promoción del desarrollo local, del trabajo con las mancomunidades, del encadenamiento del valor y de protección social.

¿Cómo ve a Honduras en la región basada en el contexto de los esfuerzos?

Honduras es un país vulnerable a los impactos del cambio climático.

Es uno de los países que por su posición, medida a través de la pobreza monetaria o multidimensional, está en uno de los lugares que deben ser tratados con mayor prioridad.

No obstante, la agricultura juega un papel muy importante en su economía. Si bien es cierto que en los últimos 10 años ha decrecido la participación de la agricultura en
el producto interno bruto (PIB), todavía sigue representando cerca del 13% del PIB.

Eso significa que todavía la agricultura es importante en la economía nacional. Hay dos áreas de potencial en los que Honduras pueda recolocarse con ventaja
comparativa.

Por ejemplo, en rubros de exportación como el caso del café y el cacao.

A nivel de diversificación de producción he visto buenas prácticas para tener medios de vida complementarios en las mancomunidades con cultivos de ciclo corto como pimientos, vegetales, entre otros.

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La agricultura familiar… ¿Está avanzando?

Bastante bien. Hay procesos que se le han dado continuidad, no han quedado estancados. La FAO tiene un trabajo histórico en agricultura familiar no solo en
Honduras, sino en Latinoamérica.

Es un tema visible y activo. Seguimos construyendo desde la base los logros obtenidos.

Además se ha institucionalizado una unidad específica de agricultura familiar en la SAG, con personal específico dedicado a atender la agenda de la agricultura familiar.

Hay un comité nacional de agricultura familiar para debatir temas de interés que promuevan, pero también se enfatiza en el registro nacional de los agricultores familiares para hacer políticas públicas diferenciadas.

Hay unos que están en subsistencia, otros en transición, más consolidados, y los que pueden conectar al mercado.

¿Cuál es el enfoque de la FAO sobre las contribuciones para reducir la migración en Honduras?

La migración debe ser opcional. La gente tiene derecho a migrar, pero una de las estrategias de la FAO es la promoción de los medios de vida.

Queremos dar oportunidades a los jóvenes, mujeres, y para dar esas oportunidades y que la migración no sea forzada, estamos dando la revitalización del desarrollo en los territorios de las personas.

¿Cómo ha trabajado la FAO con el sector pesquero?

El sector pesquero es muy interesante y activo. Tenemos escuelas de campo en el sector pesquero.

Además, hay un proyecto piloto de inclusión del pescado en la alimentación escolar.

¿Es su primera vez en Honduras?

Cómo residente sí. Había estado hace unos años con misiones puntuales. Tengo buenos recuerdos de Honduras, gente linda en este país.

He tomado el sabor de esta tierra y estoy feliz. Me siento afortunada de brindar mi expertis y aprender también. Tengo algo que aportar y mucho que recibir.