El obispo de la Diócesis de Danlí, El Paraíso (oriente), José Antonio Canales, dijo este domingo que es "cuestionable, reprochable y vergonzosa" la actitud de Honduras en obtenerse de votar en la resolución de la OEA para exigir a Nicaragua que libere a sus presos políticos.

En la resolución del viernes 12 de agosto el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos condenó también el "hostigamiento" por parte del gobierno de Daniel Ortega a la iglesia Católica y la persecución de la prensa y las oenegés.

"Es lamentable, reprochable y cuestionable la actitud de la Cancillería hondureña que se abstuvo en una votación que por gran mayoría los países exigen al gobierno de Nicaragua la liberación de sus presos políticos", cuestionó Canales en Diario Matutino Dominical de radio HRN.

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Con 27 votos a favor de los 34 países miembros la OEA condenó las acciones cometidas por el gobierno nicaragüense contra la Iglesia Católica, ONG, prensa, y exigió que se libere a unos 190 opositores detenidos.

En la votación hubo cuatro abstenciones: Bolivia, El Salvador, Honduras y México, y un voto en contra, el de San Vicente y las Granadinas. Y la ausencia de Nicaragua y Colombia.

"Somos un país con una constitución democrática, las autoridades actuales están precisamente por un sistema donde todo mundo pudo ir a votar y los candidatos libremente pudieron hacer campañas, entonces, cómo es que Honduras hoy se contradice ante un sistema que tenemos tan cercano y se abstiene de reprochar la actitud de los presos políticos de Nicaragua. Eso es vergonzoso", dijo el obispo Canales.

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Represión en Nicaragua

Monseñor Canales cuestionó también la represión en todos los niveles en Nicaragua, con la expulsión de religiosos, cierre de radios y de organizaciones no gubernamentales.

"Es un sistema que quiere callar todas las voces contrarias al régimen y la iglesia está en medio de dicho torbellino", lamentó.

Nicaragua critica a los sacerdotes desde las protestas opositoras de 2018, por haber dado refugio a los manifestantes heridos o que huían de la represión que se saldó con 355 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Ortega consideró aquellas protestas un fallido golpe de Estado promovido por la oposición con el apoyo de Washington y la complicidad de los obispos. 

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