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El 17 de septiembre se celebra el Día del Maestro Hondureño, a los docentes que desempeñan esta digna labor con amor, dedicación, sacrificio y todo para preparar a los niños y jóvenes que son el futuro de Honduras para la vida profesional.
Asimismo, los maestros inculcan a sus alumnos valores morales y patrióticos para siempre resaltar al país de cinco estrellas de Centroamérica.
Antecedentes históricos del Día del Maestro Hondureño
El Día del Maestro en Honduras se estableció el 17 de septiembre en honor a José Trinidad Reyes, fundador de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Trinidad Reyes era un sacerdote que luchó por el derecho de enseñar, algo que en ese momento era prohibido.
La finalidad de este día, es rendir homenaje a los catedráticos, profesores y personas que hacen de la enseñanza su trabajo habitual porque preparan a todo un país para convertirse en grandes profesionales que enorgullezcan a la patria.
De modo que, el 5 de octubre de 1994 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) instituyó el día mundial de los docentes en conmemoración del aniversario de la suscripción de la Recomendación UNESCO/OIT relativa a la situación del Personal Docente en 1966.
Dicho documento da a conocer que, los docentes son la fuerza más enérgica en pro de la equidad, el acceso y la calidad de la enseñanza, un llamamiento a la docencia significa una exhortación en favor de la educación de calidad para todos.
Además, el documento señala que la educación de calidad ofrece esperanza y entraña la promesa de mejores niveles de vida. No hay cimiento más sólido para la paz duradera y el desarrollo sostenible que una educación de calidad, impartida por maestros competentes, estimados, apoyados y motivados.
En Honduras, el festejo del día del maestro es de gran importancia por la formación de calidad que brindan muchos docentes que se esfuerzan en aprender nuevos métodos de enseñanza y herramientas tecnológicas para dar mejor aprendizaje.
Y también, se recuerda aquellos docentes que para muchos alumnos catrachos fueron madre, padre o ese amigo que le impulsa a ser mejor. Asimismo, a los catedráticos que ya no están en este mundo pero dejaron un gran legado de amor y enseñanza.
