El arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher en la Homilía dominical celebrada en la Catedral San Miguel Arcángel, enfocó su mensaje en el perdón.
"Pedro pregunta: ¿cuántas veces tengo que perdonar?. La respuesta final de Jesús no es no cuánto, sino cómo", dice Nácher.
Era una pregunta que buscaba una justificación o un cumplimiento y siguiendo la lógica numérica, "forzó la respuesta, rompe esa lógica llevándole a siete por siete", expresó
Para el arzobispo, esa cifra indica un número incontable. Lleva a la dimensión que no tiene cifras digamos, del infinitos de Dios que supera toda capacidad humana.
"Pedro esperaba una respuesta de lo mínimo, ¿cuánto es lo mínimo para cumplir?. Y en cambio, el evangelio no es de mínimos sino de máximos. No se trata de lo justo para aprobar, sino la meta mayor que siempre nos supera", dijo.
El perdón
"No es algo tan sencillo, el perdón, incluye la decisión de la propia persona, pero no basta la propia voluntad. El perdón como expresión de la misericordia y del amor que desea la vida del pecador, es un elemento divino", señala el religioso.
Se trata de un don recibido y compartido, perdonados, perdonamos, es la dinámica cristiana que nos hace agradables a Dios, dijo en la Homilía dominical.
"La experiencia del perdón, muchas personas no han conocido más que la intransigencia y amenaza en sus vidas, para ellos se les hace difícil, pero no imposible conocer otra manera de ser", indicó.
Es cuando la Iglesia tiene que ser el rostro de la misericordia de Dios para que el mundo conozca que es posible el amor y en él, el perdón.
"Para experimentar la necesidad de perdón necesitamos ser conscientes de nuestros pecados, sin conciencia de pecado, nos creemos buenos y que no necesitamos pedir perdón y si nos creemos buenos, exigimos a los demás que también lo sean", refiere.
Por eso dice que la persona que se cree buena no es capaz de entrar, comprender el dolor del pecador.
"Como él se siente fuerte, no es capaz de comprender la fragilidad del débil. Sin experiencia del propio pecado, qué difícil es comprender el de los demás y sentir compasión", concluyó.
El rencor daña
El rencor daña, dijo el arzobispo José Vicente Nácher y el perdón sana. La conclusión de Jesús e muy exigente, pide perdonarnos unos a otros de corazón.
"Se rompe totalmente la lógica que planteaba Pedro, porque no importa cuántas veces perdones externamente si guardas en tí, resentimiento o el citado sentimiento de superioridad", indicó.
Perdonar de corazón es entrar en nosotros mismos para borrar en nuestra memoria la ofensa del otro y traer a nuestros labios, palabras de comprensión y perdón.
"No importa cuántas veces, mejor ni contarlas, lo que importa es que pidamos a Dios su perdón, que nos sane y nos capacite para perdonar de corazón", dijo.
Monseñor Nächer pidió que seamos capaces de orar como él mismo nos enseño: "perdona señor nuestra ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden".
Lea: Homilía dominical: 'el pecado separa, la corrección acerca y el perdón une'