"Yo le doy gracias a Dios porque me da la fuerza de hacer lo que puedo", dijo ante Univision, el joven que vive en la institución Ángeles de Esperanza, para niños con discapacidades, desde que su padre y madrastra emigraron a Estados Unidos hace varios años.

El catracho se dedica a vender lácteos en las calles de su natal San Juan de Opoa, Copán, sus jornadas inician a las 6 de la mañana y no se detiene hasta que termina su mercadería.

Otra manera de generar ingresos es haciendo mandados o actividades que le pidan los vecinos, quienes ya lo conocen y confían en él.

A pesar de sus problemas de salud, el joven hondureño asegura que quiere seguir estudiando en la universidad "Administración de Empresas u otra carrera básica que yo pueda ejecutar", culminó.

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