La incertidumbre es una de las principales enemigas del ser humano. Es un sentimiento que genera dudas o temores y, cuando aparece después de una experiencia traumática, suele ser más grave. Ese es el caso de Honduras, un país cuya población trabaja con incertidumbre para reponerse de las secuelas de dos inesperadas catástrofes: la pandemia del covid-19 y el paso de Eta e Iota.

El pasado 3 de junio se cumplieron siete meses de la fecha exacta en que tocó tierra hondureña la tormenta tropical Eta, a la que días después le acaeció Iota, un huracán de categoría 4 según la escala de huracanes de Saffir-Simpson, y juntos arrasaron con un país de por sí convulsionado.

Para noviembre de 2020, los hondureños veían las crisis económica y sanitaria como castigos suficientemente severos, pero se sumó otra: una de tipo humanitario que, a la vez, agudizó las dos preexistentes.

Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), alrededor de 417 mil hondureños y sus comunidades de residencia sufrieron un impacto "muy alto" durante Eta e Iota.

El Comité Permanente de Contingencias (Copeco) informó, en un inicio, el fallecimiento de 95 personas, la desaparición de 10 y el desplazamiento de al menos 97 mil.

De hecho, un par de meses atrás, en abril de 2021, el último informe de situación "Honduras: Tormentas Tropicales Eta e Iota", de la OCHA, contabilizó 2 mil personas albergadas a cinco meses del desastre.

Mientras que los daños económicos ascendieron a los L45,000 millones de lempiras (cerca de $1,900 millones), de acuerdo con el informe "Evaluación de los efectos e impactos de la tormenta tropical Eta y el huracán Iota en Honduras" de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Miles de familias hondureñas perdieron sus pertenencias durante las inundaciones causadas por Eta e Iota. El devastado rostro de una adolescente representó el sentimiento de miles de hondureños. Foto: José Valle / Agencia EFE / Agencias (ARCHIVO)

El gobierno de Honduras ejecutó en 2020 un total de L794 millones ($33 millones) de los L1,433 millones ($59.7 millones) presupuestados para la reconstrucción, según la Secretaría de Finanzas (Sefin).

Mientras, en 2021, se han erogado L2,290 mil millones ($95.4 millones de dólares) para el proceso de rehabilitación, de L3,200 millones ($133.3 millones) consignados en el presupuesto.

Lo anterior representa que, entre 2020 y 2021, el Poder Ejecutivo ha destinado L3,084 millones en la reconstrucción, una cifra que dista mucho de, por ejemplo, los L45 mil millones ($1875 millones) a los que ascienden las pérdidas por los meteoros.

Respuesta insuficiente

No siempre la calma llega después de la tormenta y es que el embate de ambos fenómenos naturales le dejó al país un enorme reto: la reconstrucción.

Como respuesta a la tragedia, el 20 de noviembre de ese año el presidente de la República, Juan Orlando Hernández, junto a su gabinete, socializó el Plan de Reconstrucción y Desarrollo Sostenible (PRDS).

El 23 de noviembre, tres días después, el Gobierno anunció la creación del Consejo Consultivo para el Proceso de Reconstrucción.

La iniciativa, integrada por 12 expertos de distintos sectores, trazó como objetivo contribuir en la elaboración de propuestas y estrategias de reconstrucción para el país, enmarcadas dentro del PRDS.

Cinco meses más tarde, específicamente el 9 de abril de 2021, el Consejo Consultivo para el Proceso de Reconstrucción presentó su primer informe de labores.

La publicación, realizada luego de "más de 40 reuniones sostenidas con los diversos actores y partes interesadas en el proceso", como textualmente precisa el documento al que tunota.com tuvo acceso, concluyó con una serie de sugerencias realizadas a la Secretaría de Coordinación de Gobierno (SCGG).

En síntesis, dichas recomendaciones incluían: transparencia en la información y manejo de recursos, participación ciudadana, rendición de cuentas y sostenibilidad económica, social y ambiental.

Un "llamado de auxilio" a la cooperación internacional

Con base a lo sugerido por el Consejo Consultivo, una comitiva gubernamental, liderada por el canciller de la República, Lisandro Rosales, en compañía del titular de la SCGG, Carlos Madero, y su homólogo en la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social (STSS), Olvin Villalobos, realizó semanas atrás una gira por distintos países europeos.

En Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia, Reino Unido y Vaticano -los países visitados-, la delegación sostuvo reuniones con funcionarios de gobierno, empresarios y representantes de organizaciones e instituciones públicas y privadas.

La gira tenía por objeto socializar el PRDS y conseguir, de esa forma, la donación de fondos adicionales que contrarresten los efectos de Eta e Iota y la pandemia del nuevo coronavirus.

El comité de funcionarios concluyó el viaje en Madrid, España, con la visita de Rosales a su homóloga, la ministra española de Relaciones Exteriores, Arancha González Laya, junto con quien confirmó el "excelente estado" de las relaciones bilaterales entre Honduras y España.

De igual modo, González Laya presentó el compromiso solidario de España con relación a la donación de vacunas anticovid-19 a Latinoamérica previamente anunciada por el presidente español, Pedro Sánchez, a lo que Rosales agradeció.

A su regreso, el 31 de mayo, los tres funcionarios convocaron a una comparecencia con medios de comunicación en Tegucigalpa, capital del país, en la que revelaron los resultados de las visitas realizadas.

"Durante esta gira urgimos el respaldo internacional bajo el entendido de que las tragedias de Eta e Iota fueron efectos del cambio climático. Recordemos que en Europa ese tema es muy sensitivo", expresó en esa ocasión el canciller.

La expedición coincidió con la víspera de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021, que se desarrollará en Glasgow, Escocia entre el 1 y el 12 de noviembre del año en curso. 

Bajo ese contexto, el Índice de Riesgo Climático (IRC) de 2020 elaborado por Germanwatch -uno de los organismos visitados- indicó que en la década de 2010 Honduras fue el segundo país más afectado por huracanes, tormentas e inundaciones en el mundo.

En ese sentido, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, siglas en inglés) de las Naciones Unidas advierte que durante las próximas décadas distintas zonas costeras del país desaparecerán bajo el océano.

La voz del sector agropecuario, uno de los más afectados

El impacto de Eta e Iota repercutió directamente sobre los principales motores de la economía de Honduras siendo el comercio, la agroindustria y la agropecuaria los sectores más golpeados.

Anabel Gallardo preside desde 2019 la Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Honduras (Fenagh), una institución privada que aglomera y representa los intereses de las organizaciones de dichos sectores.

Y su rubro, al que ha dedicado años de esfuerzo y pasión, fue el tercero más afectado según el informe de la Cepal.

"Nuestro sector sufrió pérdidas de hasta L7,000 millones (cerca de $292 millones), el 15 por ciento del total, siendo el tercero más afectado por detrás del sector comercio y agroindustria, cuyo impacto fue de más de L20,000 millones ($833 millones), es decir, el 45 por ciento", explicó a tunota.com.

Con sobrado sentido de responsabilidad y paciencia, Gallardo desmenuza los daños que causó la tormenta tropical y el huracán sobre los cultivos nacionales.

"Todos los departamentos del país quedaron afectados", aseguró, "pero los más golpeados fueron Cortés, Atlántida, Colón, Yoro, El Paraíso, Choluteca y Valle".

Solo los cultivos de palma africana, frijol, café y banano -que representan un importante porcentaje de las exportaciones- sufrieron pérdidas de L5,350 millones (cerca de $223 millones, de acuerdo con los datos que proporcionó a tunota.com la Fenagh.

La caña de azúcar, el arroz y el camarón, entre otros, también representaron mermas millonarias en el sector.

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Fuente: Fenagh
Infografía: Alejandra Aguilar

Ante los daños causados, el Gobierno aprobó en enero de 2021 una serie de medidas de alivio económico para el sector agropecuario.

Una de ellas fue la creación del producto financiero Agrocrédito 8.7, un programa financiado por el Banco Central de Honduras (BCH) que contempla tasas de interés del 5 por ciento en los créditos otorgados a los productores locales.

"Sin embargo, hemos escuchado en algunos productores que cuando se acercan a los bancos les dicen que no hay fondos disponibles", comentó al mismo tiempo que sugirió a las autoridades poner mayores recursos a disposición de sus representados.

Consultada sobre los avances en la reconstrucción del país, Gallardo aplaudió "los esfuerzos realizados por el Gobierno en cuanto a reactivación y reconstrucción de la infraestructura local" pero, a la vez, consideró que "muchas de las vías de comunicación de distintas zonas altamente productivas continúan profundamente deterioradas".

"Por mencionar algunos ejemplos está la carretera de occidente, o las que conducen de Francisco Morazán a Yoro y El Paraíso (…) Todas son zonas de alta producción de café, plátano, hortalizas y, por lo tanto, urge que el Gobierno las mejore o al menos las repare", señaló.

El Cenaos advierte "vulnerabilidad", pero la CCIVS garantiza "seguridad"

En el Valle de Sula, ubicado al norte de Honduras, viven aproximadamente 1.9 millones de personas, es decir, más del 20 por ciento de la población total del país.

De igual forma, el valle se caracteriza por ser una zona de alta producción agrícola e industrial. Le corresponde cerca del 65 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), por lo cual es una región con alta influencia en la economía local.

No obstante, su baja altitud y la presencia de dos importantes afluentes -los ríos Ulúa y Chamelecón- lo convierten en un lugar especialmente vulnerable ante las inundaciones.

Esa vulnerabilidad quedó al desnudo con los pasos de los huracanes Mitch, en 1998, y Fifí, en 1974, tras el cual se construyó un sistema de bordos -canales de alivio y contención de agua- que, con Eta e Iota, quedó severamente dañado.

La terminal del aeropuerto internacional Ramón Villeda Morales en La Lima, Cortés quedó bajo el agua durante las inundaciones causadas por Eta e Iota. Foto: Orlando Sierra / Agence France-Presse / Agencias (ARCHIVO)

Inicialmente, en el informe de la Cepal se determinó que el costo necesario para restaurar la obras para el control de inundaciones era de aproximadamente 660 millones de lempiras ($27.5 millones).

Y hasta el momento la Comisión para el Control de Inundaciones del Valle de Sula (CCIVS) estima que se ha destinado a la reconstrucción del sistema de bordos cerca de L465 millones ($19.4 millones).

Por otra parte, el 1 de junio comenzó oficialmente la temporada ciclónica en el océano Atlántico, para la cual se pronostica una actividad de un 30 por ciento superior al promedio, según el Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (Cenaos).

"Alrededor de 18 tormentas tropicales se formarán en el Atlántico, de los cuales ocho serían huracanes y cuatro de ellos intensos", explicó el director del Cenaos, Francisco Argeñal.

Y añadió: "Ese exceso de actividad ciclónica con respecto al promedio incrementa en Honduras la probabilidad de sufrir efectos directos e indirectos. La mayor actividad se prevé que será entre los meses de agosto y octubre".

El mismo día, el director ejecutivo de la CCIVS, Sergio Villatoro, anunció que los contratos de los últimos 12 proyectos de reconstrucción del sistema de bordos comenzarían a adjudicarse en las siguientes semanas.

"Estamos en el proceso de revisión de ofertas para su posterior adjudicación de los últimos 12 proyectos", aseguró.

De acuerdo con Villatoro, dichos contratos forman parte de un paquete de 59 proyectos correspondientes a la primera fase de rehabilitación del sistema de bordos del Valle de Sula.

"Se pretende que el sistema retorne a la condición en que estaba previo al paso de Eta e Iota", agregó.

Hasta la fecha se han ejecutado 45 proyectos de reconstrucción, que representan la reparación de al menos 35 kilómetros de bordos (de 74 dañados).

"Tenemos 18 proyectos finalizados y 27 más en proceso de ejecución con avances que rondan el 55 y el 60 por ciento", mencionó.

Villatoro prometió que, de acuerdo con el plan que tiene la CCIVS y los tiempos de ejecución previstos, los proyectos de reconstrucción estarán finalizados entre finales de julio e inicios de agosto del año en curso.

"Será tiempo suficiente previo a la actividad ciclónica de fin de año", confió.

Sin embargo, durante los últimos días la lluvia comenzó a caer sobre el Valle de Sula causando inundaciones leves en algunos sectores y, con el aún reciente trauma vivido por Eta e Iota, la incertidumbre también empezó a asomar sus narices entre la población de esa zona de Honduras.

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