El icónico Cerro Juana Laínez en Tegucigalpa brindó el telón de fondo adecuado para presentar tres esculturas que representan el coraje y la determinación de las juventudes hondureñas que sienten que la falta de educación ha moldeado sus vidas. Las estatuas, llamadas Daniela, José y Andrea, portan las historias de las y los jóvenes así como las estadísticas a las que se enfrentan. Presentan nuestra situación actual; lo que estamos aceptando como normal.

Cada escultura aborda un tema diferente: la escultura de Daniela representa una joven que viene de una familia con dificultades auditivas, lo que hizo que la comunicación sobre temas de sexualidad fuera aún más complicada. Esta escultura expone consultas de las juventudes tales como: “Aún me quedan dudas sobre qué es verdad y qué no sobre cómo usar la píldora anticonceptiva…”

Por su parte, la escultura de José muestra la vida de muchas juventudes en Honduras que viven con miedo a las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). Buscando exponer consultas y temores como: “No hay nada peor que recibir un diagnóstico positivo y no saber lo que implica. Estás pensando: "¿Me voy a morir?" "¿Me voy a curar?".  José tiene como objetivo contar su historia para crear conciencia sobre cómo la falta de educación sobre ITS puede moldear el futuro de las juventudes.

La tercera escultura de nombre Andrea quiere contar la historia de las jóvenes  hondureñas que han enfrentado situaciones difíciles relacionadas con el embarazo, el abuso y la falta de información sobre consentimiento.  Visualizando a través de la escultura dudas como: “Me hubiera gustado saber que lo que me estaban haciendo estaba mal, que todos los abusos estaban mal”.

Estas esculturas viajarán por varios sitios del país a través de un recorrido expositivo que se extenderá a Tegucigalpa, Valle de Ángeles, Comayagua y San Pedro Sula.

El ambiente en el lanzamiento de estas esculturas, que contenían estas historias, estaba lleno de entusiasmo ante el cambio. En el evento, al que asistió María José Martínez como maestra de ceremonias, representantes del gobierno, miembros de diferentes ONGs, así como medios de comunicación, se generó conciencia sobre este tema entre los tomadores de decisiones clave.

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Sara Gutiérrez, vocera de Informar es Cuidar inauguró el evento y compartió su apoyo a esta iniciativa donde recalcó que “Juntos podemos llegar a una solución. Trabajar en equipo significa apoyar la educación sexual en las escuelas como complemento a la educación en casa, para que las y los jóvenes tengan toda la información que necesitan para alcanzar el futuro que merecen”.

En Honduras, al menos tres niñas dan a luz cada hora. Según cifras del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), uno de cada cuatro nacimientos en Honduras es de niña menor de 19 años, lo que lo convierte en el país con la tasa más alta de embarazos adolescentes en América Latina.

En los países donde se promueve la educación sexual, se ha demostrado que retrasa, en lugar de fomentar, los encuentros sexuales en las y los jóvenes. También previene el embarazo adolescente y la propagación de infecciones de transmisión sexual (ITS). Estos son problemas que enfrentamos en Honduras. Hoy en día, la educación puede cambiar eso, además de contribuir a la reducción de la pobreza.

"Informar es Cuidar" llama a padres, cuidadores y docentes a apoyar la introducción de la educación sexual en las escuelas, como un importante complemento a lo que madres y padres enseñan en casa.

No podemos negar las estadísticas; estas nos muestran que las juventudes necesitan más información para protegerse. La familia es el punto de partida de la educación, pero esta campaña aboga por una solución que signifique que todos las y los jóvenes tengan la oportunidad de acceder a toda la información que necesitan para cuidarse y poder tomar decisiones responsables.

La educación sexual en las escuelas no reemplaza la sabiduría que se transmite en casa; en cambio, ofrece la oportunidad de proporcionar información precisa y a veces delicada que las madres, los padres y los cuidadores pueden sentirse menos cómodos abordando directamente.

La educación sexual integral (ESI) busca reforzar conocimientos según la edad y etapa de desarrollo de niños y jóvenes, con base en evidencia científica. Es decir, brindar la información correcta en el momento adecuado para cada niña, niño y adolescente.

La educación sexual integral permite a las juventudes aprender sobre prácticas seguras, consentimiento, anticonceptivos, pubertad y prevención de infecciones de transmisión sexual, para que cuando decidan dar el paso hacia una vida sexual activa, cuenten con todas las herramientas que necesitan.

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