El salto que ha dado el precio del petróleo en el mercado exterior tiene en vilo a todos los sectores económicos de Honduras y alarmados a los grupos de la población que sufren los efectos de la inflación.

Los vaticinios más sombríos indican que el barril del crudo puede romper su cotización actual y llegar hasta los 150 dólares, mientras que en nuestro país el galón de los combustibles alcanzaría los seis dólares o 147 lempiras al cambio actual.

Los productores agrícolas y los ganaderos están asustados porque los insumos que necesitan para sus actividades se han anclado en niveles inalcanzables.

Con ello se coloca en riesgo la producción y el acceso a los alimentos. Como consecuencia se pondría en la cuerda floja la seguridad alimentaria del pueblo. Las estadísticas señalan que hasta ahora, cuatro millones de hondureños viven en condiciones de vulnerabilidad porque no tienen garantizada la provisión de comida.

Suma y sigue: los hondureños sufren el peor castigo para sus bolsillos como es la inflación. Los productos de la canasta básica reportan precios desmesurados y se da por hecho que las tarifas de la energía eléctrica, así como el servicio de transporte serán revisadas hacia el alza.

Los directivos del Consejo Hondureño de la Empresa Privada han urgido al Gobierno que actúe de inmediato y que atienda las diez recomendaciones que ese órgano ha presentado para responder a la crisis.

Resalta en ese pliego de medidas la creación de una mesa interinstitucional para preparar un plan de emergencia y elaborar una política energética eficiente que incluya un ahorro en la demanda de combustibles y en el consumo de energía eléctrica.

Para los miembros de la iniciativa privada es indispensable crear una política para subsidios, a fin de ordenar, regular y analizar el impacto fiscal, económico y social de tales beneficios.

En esa misma línea se recomienda un esquema de trabajo híbrido en los sectores económicos, el reordenamiento del transporte colectivo y la adopción de un plan de contingencia para afrontar los efectos del conflicto armado en Europa.

El fortalecimiento de los instrumentos financieros y la definición de precios de garantía para los productores, igual como la aprobación de subsidios para los fertilizantes, forman parte de las medidas que han planteado los empresarios.

Está en la cuerda floja la estabilidad económica y el bienestar social de todos los hondureños, sobre todo de aquellos grupos marginados, en tiempos cuando impera la incertidumbre en la industria petrolera externa, el valor doméstico de los carburantes está en ascenso y el encarecimiento de la canasta de bienes y servicios golpea los bolsillos de la población.