Ha perdido a dos hijos, Cristian Javier Bulnes Galán el 15 de febrero de 2018 y hoy a Saíd Lobo de 23 años. Son dos golpes duros que ha tenido que asimilar el expresidente Porfirio Lobo Sosa.

A esto se suma la condena a 24 años de prisión de su hijo Fabio Porfirio Lobo en el año 2015, también el proceso judicial y posterior condena de su esposa Rosa Elena Bonilla de Lobo y la acusación de su hermano Ramón Lobo Sosa.

Estos son sólo algunos eventos que han asolado al expresidente, Porfirio Lobo, desde que dejó el poder en el mes de enero del año 2014.

Las desdichas parecen acompañarlo, don Pepe, como popularmente se le conoce, ha ido de golpe en golpe y pese a la tragedia, se muestra fuerte, sereno, tratando de digerir cada situación y hacerle frente.

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No se le ha visto sucumbir, al contrario, saca fuerzas para dar la cara y siempre tiene un espacio para responder al enjambre de periodistas que busca una reacción ante tanto evento trágico que le ha tocado vivir.

El hombre que con su campaña proselitista de "puño firme", aseguró que combatirá especialmente a los pandilleros o "mareros", hoy, vive el dolor por la violencia. El deseo que impulsó en su campaña de que los hondureños “duerman con las puertas y ventanas abiertas, sin miedo”, quedó en un compromiso que no pudo cumplir y que ahora, le pasa una factura alta.

Las tragedias

El 21 de mayo del 2015, Porfirio Lobo, vivió el primero de muchos eventos que le marcarían la vida. cuando se informó que, Fabio Lobo, su hijo de 43 años en ese entonces, fue capturado en una operación antidrogas en Haití, la que realizaron las autoridades de ese país con apoyo de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), por lo que Casa Presidencial emitió un comunicado.

En la misma Casa Presidencial se vio salir al expresidente para dar una conferencia de prensa y pronunciarse sobre la captura: “Mi hijo es responsable de sus actos, yo no tengo temor de nada”. En el mes de septiembre del 2017, Fabio fue condenado a una pena de 24 años, por conspirar para traficar cocaína hacia Estados Unidos.

Un año después, el 2 de febrero de 2018, en Juticalpa falleció su hijo Cristian Javier Bulnes, producto de una intoxicación alcohólica. A los 16 días, Lobo vuelve a las primeras planas, cuando el 28 de febrero del 2018, un operativo de la UFECIC/MACCIH, lo sorprende en su hogar en la aldea El Chimbo, por una investigación contra su esposa Rosa Elena Bonilla, a la que se le acusa del desvío de más de 16 millones de lempiras.

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No sólo irrumpieron en su casa, sino también la llevaron detenida y quedó en prisión. Este fue el segundo trago amargo que le tocó vivir.

Nueve meses después, el apellido Lobo vuelve a ser noticia, esta vez el turno fue para su hermano Ramón Lobo Sosa, a quien también la UFECIC/MACCIH, le presentó un requerimiento fiscal por los delitos de fraude y malversación de caudales públicos. En menos de un año, dos de sus más cercanos parientes estaban enfrentando un proceso judicial.

Y ahora, teniendo a su esposa en prisión en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), ubicada en Támara, Francisco Morazán, porque fue condenada por el delito antes mencionado, Pepe, recibe la madrugada de este jueves la noticia que su hijo Said Lobo Bonilla de 23 años, fue asesinado, cuando salía de una discoteca ubicada en el Bulevar Morazán, Tegucigalpa.

Este hecho lo impacta, está impotente, jamás esperó que uno de sus hijos fuera víctima de la delincuencia que sacude al país, con él, también fallecieron su conductor y dos de sus amigos.

Firme y sereno

La noticia lo tiene consternado, Porfirio Lobo, pese al duro golpe que nuevamente la vida le da, fue capaz de llegar hasta el lugar donde asesinaron a su hijo en el bulevar Morazán, caminaba lento, se sostenía en el hombro de su hija, pero aún en medio del dolor que lo embargaba, no retrocedió. A lo largo observó primero el trabajo de los agentes de inspecciones oculares y cuando se le permitió, se acercó hasta el estacionamiento en el que atacaron a su hijo y no dudó en reconocerlo. Mantuvo el temple, estuvo firme.

A Lobo, no le queda otro camino que sacar fuerzas, no puede perderlas, sabe que si se derrumba, no podrá seguir siendo el eje que por hoy, mantiene con esperanza a su familia. Son días difíciles, pero el ex mandatario Lobo, trata de no caer ante las tragedias, trata de encontrar la serenidad y calma porque es quien da la fuerza a su esposa e hijos.

Por: Xiomara Orellana