Una tarjeta de crédito es un producto financiero ofrecido por un emisor debidamente autorizado que le permite al tarjeta-habiente disponer de un crédito para adquirir
bienes o servicios en establecimientos afiliados. Para usar inteligentemente una tarjeta de crédito es indispensable, primero, entender tres pilares fundamentales: ¿Cómo funcionan?, ¿cuáles son sus responsabilidades legales? y ¿cuáles son las consecuencias asociadas?.

La oficial de Educación Financiera de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS), Alba Mejía, explicó que al adquirir la tarjeta de crédito lo correcto es solo tener una y que esta no supere los ingresos que una persona tiene.

Por otro lado, el manejo debe ser bajo un presupuesto mensual y se debe tener claro cuánto se va a usar dentro la tarjeta, porque esta no es una extensión del sueldo.

“Si la va a usar adquiérala, porque si la tiene y no la usa le tocará pagar el seguro y la membresía. Lo más recomendable es usar la tarjeta de crédito en caso de emergencias”, aconsejó.

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¿Cómo funcionan?

Cada vez que usa la tarjeta, el banco le da un préstamo. Hay dos tipos de créditos:

1.Sin cobro de intereses: las tarjetas le dan un período de gracia de hasta 30 días. Si paga todo lo que debe (de contado) antes de la fecha máxima de pago entonces solo paga lo que utilizó.

2.Con cobro de intereses: cuando paga menos de lo que debe y/o la cuota mínima, o bien si paga después de la fecha de corte, pagará intereses. Saber utilizar la tarjeta hasta la cantidad que usted sabe podrá pagar de contado, antes de la fecha máxima de pago. Es precisamente la base central del uso inteligente de las tarjetas.

Responsabilidades

Cada vez que utiliza dinero plástico asume la responsabilidad de cumplir el compromiso adquirido. De lo contrario, pueden existir consecuencias que no le benefician, especialmente si aparece en la central de riesgo crediticio, ya que se dificulta la obtención de nuevos financiamientos en el futuro.

Usar inteligentemente la tarjeta significa que su récord le va a beneficiar y evitará cobros de intereses a veces mucho más altos que el propio capital.

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