Las metas financieras son declarar aquellas cosas que deseas lograr en un período de tiempo determinado. Por ejemplo, puedes tener la meta de contar con un fondo para emergencias hasta fin de año.

Puedes lograr las objetivos que te propongas si manejas bien tus finanzas y ahorras algo de dinero de manera regular.

Las metas financieras deben ser:

Mejorables: Darte cuenta del progreso de tus metas te animará a seguir adelante y alcanzarlas.

Declaración: “Voy a aumentar mi meta de ahorro año tras año”.

Declaración mejorable: “Cada año ahorraré al menos 10% más que el año pasado”.

Específicas: Define exactamente qué es lo que quieres lograr, cómo hacerlo y cuándo quieres lograrlo.

Declaración: “Quiero mejorar mis finanzas”.

Declaración específica: “Quiero negociar un plan de pago con mi médico para los próximos 10 meses”.

Tangibles: Debe ser posible medir tu meta para que sepas cuándo la consigues.

Declaración: “Pagaré la mayoría de mi deuda lo más pronto posible”.

Declaración tangible: “Pagaré la mitad de mi deuda en los próximos dos meses”.

Alcanzables: La meta debe ser realista. Que se pueda conseguir tomando en cuenta tus limitaciones.

Declaración: “Manejando bien mi dinero, el próximo año tendré una fortuna”.

Declaración alcanzable: “Manejando bien mi dinero, el próximo año tendré un fondo de emergencia que corresponda a tres meses de gastos”.

Superables: Asegúrate de ser capaz de cumplir con la meta sin que vaya en contra del resto de tus obligaciones.

Declaración: “Voy a ahorrar”.

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¿Por qué te conviene tener metas financieras?

√ Te das cuenta de cómo van tus niveles de progreso.
√ Si tienes metas claras te costará menos trabajo tomar decisiones.
√ Tener un objetivo es sinónimo de empuje y motivación.
√ Sabes hacia dónde quieres llegar.
√ Una meta te cambia el chip y te mejora.

Regla de oro: No te pongas metas que sabes que no podrás alcanzar. Tu meta no debe provocarte estrés.

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