La economía de Honduras se está viendo muy afectada con la pandemia por covid-19 producto del desempleo, la falta de ingresos y la reducción de los flujos de circulante en la mayoría de las zonas del país. Suman a esto, otros dos problemas la piratería y el contrabando.

Según estimaciones, estos dos ilícitos provocan pérdidas de casi 4 mil millones de lempiras al año, según Gustavo Solórzano, gerente de Asesoría Legal del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep).

"El comercio ilícito afecta a los negocios locales porque es una competencia desleal, cualquier producto que circule y no esté regulado representa un riesgo para los comercios, pero sobre todo un riesgo para la población que los compra. Muchos de los productos están ligados estrictamente con el tema de salud humana que puede ocasionar graves alteraciones, como medicina o cigarrillos que no cuentan con todos los controles sanitarios".

En los últimos años, se ha visto en los mercados hondureños la presencia de muchos productos no regulados por estándares de calidad y certificaciones fiscales, tales como cigarrillos, medicina, zapatos y otros abarrotes que ponen en riesgo la salud e inversiones de las personas, al poner en riesgo el ejercicio comercial, lo que puede llevar a la quiebra a muchos emprendedores.

También en el tema económico, existe una competencia desleal, pues estos productos al no pagar impuestos dejan al Estado sin la legal captación de ingresos que pueden ser utilizados en otros sectores como salud, para contrarrestar situaciones que nos afectan como la pandemia del covid-19.

Está comprobado que las irregularidades como el contrabando y evasión no genera empleos legales y bien remunerados, sino que multiplica la pobreza, pues el contrabandista no provee condiciones favorables de trabajo, ni incentiva el crecimiento económico.

Por ejemplo, el ejercicio fiscal de las naciones, producto del gravamen de impuestos, es lo que permite a los Estados crear estructuras de salud, educación y desarrollo, pues es la recaudación fiscal la fuente de ingresos para la inversión pública. Por cada producto que un ciudadano adquiera, por chico o máximo que sea, está contribuyendo a la construcción de la nación.

Centrémonos en el comercio de cigarrillos, para citar un ejemplo.

La industria del tabaco en Honduras produce una importante cantidad de empleos en el país desde su plantación hasta la recorrer toda la cadena de producción y distribución. En todo este proceso además de amplio ejercicio económico y fiscal, también existen las regulaciones de ley para su venta.

En tanto, que, en el contrabando de cigarrillos, los delincuentes que comercian y se benefician del tráfico ilícito no diferencian a los consumidores de ninguna manera. El comercio ilícito de tabaco, al operar fuera de canales legales y regulados, proporciona un fácil acceso a los productos de tabaco para los jóvenes.

Todo esto, también debilita los programas de desarrollo locales como consumo de lo que el país produce, además viola procesos ambientales, sanitarios, locales, municipales, tributarios y producen en forma competencia desleal.

Un informe realizado por Frontier Economics, una consultora líder en economía europea, estima que se han perdido entre 2 y 2,6 millones de empleos en todo el mundo debido a la falsificación y la piratería de una amplia gama de productos de consumo, incluidos los productos de lujo de marca y el tabaco.