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De acuerdo a los archivos de los historiadores hondureños desde 1820 a la fecha en el país se han realizado cerca de un centenar de procesos electorales.
Con más de 80 presidentes electos en diversos escenarios, actores distintos. En el siglo XIX y parte del siglo XX no todas las personas tenían el privilegio de participar en una elección.
En ese entonces, el color de la piel, la posición económica, la edad, el sexo y el nivel educativo cerraban o abrían la puerta para votar y elegir.
Sin embargo, durante esos recorridos los procesos electorales tuvieron escenarios similares a los actuales; división de la sociedad, aspiraciones continuistas, “golpes de barracas”, manifestaciones antes y después de las elecciones.
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Fue hasta en la década de los ochenta que se plantaron las semillas para lograr 40 años continuos de democracia; que sufre un agotamiento cíclico, aseguró la socióloga, Julieta Castellanos.
“A mi juicio hay un agotamiento del ciclo democrático. Aquella expectativa que tuvimos en 1980 se vino cayendo de a poco”, indicó Castellanos.
Con este agotamiento del ciclo democrático se camina hacia otro escenario que ya viven otros países de la región y no son necesariamente democráticos.
“Vamos ahora a una tendencia autoritaria; más poder centralizado y un Estado cooptado por estos grupos de poder”, añadió la socióloga hondureña.
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Es por eso, que considera la importancia de estas elecciones del próximo domingo 28 de noviembre en Honduras, con el único objetivo de consolidar la democracia con el fortalecimiento del Estado de derecho.
Además, Castellanos agregó que también se debe fortalecer la institucionalidad, un desafío que deberá sortearse quien resulte electo para gobernar el país por los próximos cuatro años.
