De voz rasgada, de andar algo desgarbado y un frondoso bigote, Nasry "Tito" Asfura, el alcalde capitalino, se ha creado una imagen de afabilidad y de trabajador incasable a quien es común verlo hasta en horas de la madrugada supervisando proyectos.

A sus 62 años, el empresario de la construcción es prácticamente el candidato presidencial por el movimiento Unidad y Esperanza del Partido Nacional, de acuerdo a los resultados parciales de las elecciones primarias del 14 de marzo brindados por el Consejo Nacional Electoral desde el miércoles (17.03.2021).

El mote de “Papi a la orden”, con el que también se le conoce, es producto de la insistente forma con la que con un “papi” se dirige en sus pláticas a sus interlocutores, lo que abre un ambiente de confianza e informalidad cuando se le trata y con la cual ha generado simpatía y adeptos.

Su vestimenta cotidiana refuerza el mote, pues siempre viste jeans, camisa arremangada hasta los codos y zapatos tipo “burro”.

Aunque es dado a la conversación, dialogar con Asfura es difícil, ya que a cada momento contesta alguno de los tres teléfonos celulares que siempre lleva.

Asfura está casado con Lissette del Cid de Asfura desde hace 30 años, con quien procreó tres hijas, Monique, Stephanie y Alejandra, a quienes, asegura, les cocina los fines de semana cuando su vertiginosa agenda lo permite.

Es hijo de los inmigrantes palestinos que se radicaron en Hondura, Nasry Juan Asfura (QEPD) y Gloria Zablah de Asfura (QEPD).

Cachureco y "bigote lovers"

Asfura, un bachiller en Ciencias y Letras graduado en el colegio San Francisco en 1975 y que no culminó sus estudios universitarios de ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, es un nacionalista de vieja data que no ha estado lejos de la polémica.

En 1998, sin que ostentara un cargo público, prestó unas 20 máquinas de su empresa de construcción al edil César el Gordito Castellanos para ayudar en la reconstrucción en la tras el paso del huracán Mitch.

Y, posteriormente, en ese año, ganó una licitación para recolección de la basura en el Distrito Central.

Luego, fue regidor capitalino en el periodo 2006-2010 del edil Ricardo Álvarez, experiencia que le ayudó a entender el funcionamiento del gobierno local.

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Siguió su carrera proselitista y ganó una diputación por Francisco Morazán para el periodo 2010-2014, pero pidió un permiso para dirigir el desaparecido Fondo Hondureño de Inversión Social.

Consiente de su popularidad y de la experiencia que tomó durante su paso por la municipalidad, decidió que era momento de ser alcalde.

Se lanzó y fue electo alcalde capitalino para el periodo 2014-2018 y reelecto para el 2018-2022, en ambos casos ganó con contundencia.

Para la primera campaña se le propuso que se quitara el bigote con el fin de que generara una imagen más joven, incluso, los “rasuraron” de forma virtual mediante Photoshop, pero al final no quiso.

La transformación de la capital mediante diferentes obras de infraestructura ha sido parte ha sido parte de sello en la gestión de Asfura, aunque ha sido criticado que esto ha sido a costa de la reducción de áreas verdes.

Por ese motivo, los detractores del alcalde lo apodan como “Tito Cemento”.

Desde 2017, Asfura ostenta la vicepresidencia del Comité Ejecutivo Regional (RexCom) de México, Centroamérica y el Caribe (Gobiernos Locales por la Sostenibilidad) y es vicegobernante de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI), región Centro América, México y el Caribe.

De igual manera, fue electo presidente de la Coalición de Ciudades de las Américas por el Cambio Climático.

Controversias y problemas con la ley

Cuando fue regidor, Asfura aprobó la construcción del proyecto Ciudad del Ángel, en la salida al norte de la capital y que colapsó producto de una falla en el terreno.

Más de 200 familias resultaron afectadas por la destrucción de sus casas y todavía continua una lucha legal para que el desarrollador inmobiliario reconozca los datos.

Asfura fue criticado fungir como representante de la empresa Sulambiente, una empresa que ha ganado millones de lempiras por un controversial proyecto de recolección de basura en San Pedro Sula, Cortés, que se firmó con la municipalidad de esa ciudad.

El proceso de licitación fue lanzado en 2001, último año del periodo municipal 1998-2002, mismo que ganó Sulambiente, pero el servicio no se puso en marcha de forma inmediata porque el mismo excedía el periodo del gobierno edilicio (2002-2008).

Sulambiente ganó una demanda millonaria por daños y perjuicios al alegar que la demora le generó daños patrimoniales, es decir, ganó dinero sin hacerse cargo de la limpieza de San Pedro Sula. En enero de 2017, la compañía inicio la cumplir el contrato.

Lavado

Mientras, el Ministerio Público interpuso un antejuicio en contra del alcalde para poderlo acusar por el presunto lavado de L29.4 millones del tesoro de la municipalidad del Distrito Central.

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La defensa de Asfura interpuso un recurso de amparo contra esa acción ante la Corte de Apelaciones en Materia de Corrupción, pero esa judicatura o declaró sin lugar, por lo que la Fiscalía tiene vía libre para procesar al edil.

De acuerdo a la investigación, Asfura usó parte de esos recursos para algunos gastos personales, como pago de tarjetas de crédito de sus hijos.

En su defensa, el alcalde asegura que de su bolsa ha puesto dinero para financiar ayudas sociales para agilizar la asistencia y que posteriormente toma esos valores de los fondos municipales como “reembolso”.

“Yo pongo de mi dinero y luego hago un reembolso”, dijo en una declaración para la prensa, en la que reafirmó que “soy Papi a la orden y resuelvo”.