"Estaba empezando a vivir y le quitaron el sueño", con esta frase y entre lágrimas fue como Jairo García, padre de la menor de 14 años que murió este jueves mientras se disputaba el clásico sampedrano entre Marathón y Real España, recordó el fallecimiento de su hija.

"Esa niña era mi vida, era mi todo. Era mi consejera, la que me motivaba todos los días (...) no entiendo por qué Dios me quitó a mi niña, si me la presto por poco tiempo", externó el dolido progenitor.

La menor de edad, que el próximo junio cumpliría 15 años, respondía al nombre de Keiry Gricel García, una aficionada al Real España que perdió la vida durante los disturbios suscitados en el partido disputado en el Estadio Olímpico, de la ciudad de San Pedro Sula, departamento de Cortés.

Según el relato del padre, él y su hija intentaron ingresar al recinto, sin embargo, cuando inició el zafarrancho decidieron regresar a su vehículo para alejarse del lugar velando por su seguridad, sin saber que sufrirían una tragedia.

"Policías o aficionados, no sé, empezaron a dispararnos al carro, cuando abracé a mi hija me dijo 'papi' y el disparo lo andaba (en el cuello)", manifestó.

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Inmediatamente, García trasladó de emergencia a Keiry a una clínica privada de la ciudad, donde minutos después se declaró su deceso producto de la herida de bala.

"No se puede ir con los hijos al estadio"

Luego de su tragedia, el acongojado padre de la menor que murió en el clásico reflexionó que los estadios de fútbol hondureños ya no son un lugar seguro para disfrutar con la familia.

"Yo sé que en el cielo hay otra españolista más alentando al equipo, pero con este problema de barras, gente que anda armada y mata niños inocentes, ya no tiene sentido ir a un estadio", acotó.

Y es que, la tragedia sucedió el partido tuvo que suspenderse cuando supuestos aficionados de Marathón ingresaron al campo a atacar a otro grupo de hinchas presuntamente del Real España.

Lo anterior dejó personas atacándose, la Policía Nacional interviniendo y asistentes al estadio huyendo despavorido.

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