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Las Zonas Especiales de Desarrollo Económico y Empleos (ZEDE) siguen siendo rechazadas por muchos sectores de la sociedad hondureña, entre instituciones y organizaciones de la sociedad civil, debido a algunas anomalías que presentan en su estructuración.
La analista del Centro de Estudios para la Democracia (Cespad), Lucía Vijil, cuestionó que no se conozca la ubicación exacta de cada una de las ZEDE. “Nos preocupa en definitiva no saber dónde se van a instalar las ZEDE, sino hasta que estén publicadas en La Gaceta, previa aprobación en el Congreso Nacional. Sin embargo, no podemos desconocer que es parte de las prácticas institucionales en términos de proyectos”.
A renglón seguido, Vijil ahondó: “su ubicación no se conoce porque están prácticamente bloqueadas por la Ley de Secretos, así como todos los contratos que se han hecho a nivel de hidroeléctricas y mineras. El Estado las protege vía Ley de Secretos y eso la Sociedad Civil lo ha denominado un pacto de impunidad”.
Asimismo, dijo que en torno a este tema no se están tomando en cuenta las opiniones de la ciudadanía, ni de todos los sectores como de la iglesia, académicos, ni de quienes se han pronunciado al respecto.
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Daños
Señaló que los cabildos abiertos en este tema de las ZEDE son muy importantes, porque reconocen las voces de las personas que viven en la comunidad y que
por otro tipo de desarrollo y no el que está siendo promovido.
Recordó que en un pasado se dijo que el enclave minero era desarrollo, así como el enclave bananero, las mineras e hidroeléctricas. “Y lo que han dejado solo ha sido daños al medioambiente y a esto se le suma las ZEDE”.
“Es justo seguir diciendo no a las ZEDE, porque definitivamente podemos pensar como ciudadanía en otras formas de desarrollo. El desarrollo impuesto nunca va a ser desarrollo y requiere que como población pensemos cómo queremos el desarrollo
de nuestro país. Ideas hay muchas”, expresó Vijil.
Finalmente, la entrevistada consideró que el problema radica, entre otros aspectos, en que las instituciones están llenas de quienes creen que saben cómo pensar en desarrollo pero no de la forma correcta.
“Es justo decir no a las ZEDE cuando se han violentado mucha normas en su aprobación y ratificación; han sido impuestas”, concluyó.
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