Una verdadera pesadilla vivió la familia del joven hondureño que estuvo secuestrado 22 días en Medellín, Colombia, y por quien pedían 20 mil dólares (un poco más de 495 mil lempiras) para liberarlo.

Los delincuentes se contactaron vía WhatsApp con los familiares del joven de 24 años y constantemente les enviaban mensajes amenazando con quitarle la vida al catracho.

En las capturas de pantalla compartidas por las autoridades de la Policía Nacional de Colombia, se logra ver cómo los secuestradores intimidaban a los familiares y les reclamaban porque no les depositaban el dinero.

"Nada de la plata. Piensan que esto es un juego y se lo vamos a enviar picado" decía uno de los mensajes.

Captura de los mensajes que recibían los familiares del hondureño secuestrado en Colombia.

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Junto a los textos enviaban fotografías en las que se veía al joven maniatado a una silla. Asimismo, se veía que los hombres encapuchados le apuntaban con armas de grueso calibre para intimidarlo.

"Tiene 24 horas para que nos envíe los 20 mil dólares", dice otro de los mensajes.

Al ver que pasaban los días y que la familia del hondureño, cuya identidad no se ha revelado, no hacían el depósito, los secuestradores se volvieron a contactar con el hermano del joven para amenazarlo.

Los delincuentes amenazaban con asesinar al joven hondureño.

"Mijo, usted dejó tirado a su hermano", le escribieron. Mientras que él respondió pidiendoles una prueba de vida "Estoy consiguiendo la plata, además yo no sé si usted lo tiene. Regáleme una prueba de que está vivo", le contestó.

A pesar de la presión, el hermanos del hondureño no envió el dinero y se contactó con las autoridades, quienes lograron dar con el paradero del joven y rescatarlo sano y salvo.

Cayeron por un grafiti

Uno de los videos que los delincuentes enviaron habría sido clave para encontrar al joven. Y es que, en un descuido de los secuestradores se alcanza a ver un grafiti que dice "Lizeth", con el que pudieron dar con el paradero de los delincuentes.

Tras el rescate, la Policía detuvo a dos personas, a quienes acusaron de secuestro extorsivo y porte ilegal de armas.

Un grafiti fue clave para encontrar al hondureño.

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