Un grupo de enardecidos ciudadanos del estado de Chiapas, al sur de México, decidió sacar por la fuerza a un grupo de más de 100 migrantes, conformado por hondureños y salvadoreños, a quienes responsabilizan por la inseguridad que se vive en la actualidad.

A empujones, con gritos, insultos y armados con una desmedida furia, los residentes de la ciudad fronteriza con Guatemala se armaron con palos y a punta de amenazas sacaron a cada migrante, entre ellos mujeres y niños, y los corrieron del Auditorio Municipal en el que permanecían desde hace unas semanas.

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"Estamos hartos, son una plaga", alegó una de las jóvenes manifestantes, en referencia a los centroamericanos que permanecen de manera ilegal en este estado, pues los acusa de no quererse ir.

"Entendemos que quieren venir, pero el problema es que ya se estancaron aquí", agregó ante las cámaras, mientras cargaba un cartel color rosa que decía "fuera".

Según estos manifestantes, quienes quemaron colchonetas y bloquearon el paso colocando los sanitarios móviles en señal de repudio a la permanencia de los hondureños y salvadoreños, "todo el apoyo que le están dando las autoridades lo necesitamos nosotros".

Ante la violenta reacción de los residentes, las autoridades informaron que los migrantes ya fueron ubicados en otro albergue temporal, mientras se deciden a continuar con el trayecto rumbo a la frontera con Estados Unidos en busca del sueño americano.

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