La ciudad de Nueva York tiene por delante el reto de escolarizar a 3,200 niños en edad escolar llegados de Sur y Centroamérica dentro de la oleada migratoria de los últimos meses tras la campaña del gobernador de Texas, Greg Abbott, que saca a los migrantes de las fronteras en autobuses y los envía a ciudades que él llama "progresistas".

El alcalde de Nueva York, Eric Adams, reveló el domingo, en una conversación con el reverendo Al Sharpton, conocido activista por los derechos civiles, que el número de inmigrantes llegados a su ciudad en los últimos meses supera ya las 13,600 personas, que han generado necesidades de cobijo, escolarización, comida y ropa.

"Nadie pudo predecir esto -explicó-, pero vamos a cumplir con nuestra obligación legal y moral de darles cobijo. Y quiero dejar claro que no es un tema de los sintecho, es claramente una crisis migratoria", expresó Adams.

VEA: El Papa pide que los migrantes puedan vivir en paz y con dignidad

De los 13,600, algunos fueron enviados directamente a Nueva York, pero al menos las dos terceras partes proceden de Washington y otras ciudades a las que fueron enviados en primer lugar en los autobuses de Abbott.

Obligación de acogida

Por ley, la ciudad de Nueva York es una de las pocas de Estados Unidos que tiene la obligación de dar cobijo a cualquier persona y no dejar a nadie en la calle, aunque la llegada de miles de inmigrantes está poniendo a prueba el sistema.

De hecho, la red municipal de albergues ya no tiene vacantes y la autoridad municipal ha requisado algunos hoteles vacíos para alojar ahí a inmigrantes, y ahora baraja la construcción de enormes complejos de tiendas -similares a los campos de refugiados- que sirvan de alojamiento provisional mientras se idean soluciones definitivas.

Aunque las autoridades no hacen distingos de origen, una gran mayoría de los llegados en estos últimos meses son venezolanos, entre los que abundan los hombres jóvenes solos o las familias con niños pequeños.

TAMBIÉN: Programa de acogida para menores centroamericanos en EE. UU. enfrenta atascos