
El hondureño, identificado como Lurvin Fuentes, contó que todo inició con una mochila llena de sueños y metas en Ocotepeque, occidente de Honduras.
De igual forma, mostro cómo fue su llegada a Guatemala y el transporte con el que cruzaría gran parte de México: una lancha.
El hondureño estuvo 12 horas en la lancha, momento crucial que lo hizo dudar del porqué había salido del país, pero llegó a un punto que pudo descansar en tierra firme y le dieron comida.
Además, mostró como se reencontró con personas conocidas, que también habían emprendido camino al norte, y estuvieron juntos en una bodega.
Una de las cosas que el hondureña expresa que es lo más difícil del recorrido es la comida, que muchas veces pasan horas para que les brinden un plato para alimentarse.
Extrañaba a su familia
Las noches eran largas para Fuentes, ya que mientras los demás dormían, él lloraba por un abrazo de su mamá y extrañaba a todos su familiares. Sin embargo, se fue acostumbrando a lo incómodo de los lugares para dormir y podía conciliar sueño.
"Después de tres días en una bodega de Piedras Negras; fui uno de los primeros en ser seleccionado para cruzar el rio bravo y nos persiguió migración", contó el joven, siendo uno de los últimos momentos de su viaje.
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"Como nos habían dicho que si nos perseguían tenemos que correr y no detenernos eso fue lo que hice, me llevaba las espinas con mi cuerpo me perdí del grupo. Solo Dios conmigo en ese momento", agregó.
En el camino, se encontró a otro de sus compañeros, quienes estuvieron 3 días y 3 noches caminando por el desierto, entre el cansancio y la sed, llegaron a su destino en 24 días.
"Después de 24 días de salir de mi país Honduras, no fue fácil y tuve que pasar por mucho, pero lo logré y el sueño de llegar aquí se cumplió. Gracias a Dios", indicó.
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Al día siguiente, Lurvin ya había encontrado trabajo, lo que lo motivó a salir adelante por su familia.
Encuentro con su padre
El catracho tenía 20 años sin ver a su padre, que reside en Estados Unidos, y al verlo, tuvieron un emotivo encuentro.
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"Se me hizo difícil equipo el corazón cuando me abrazo después de 20 años (no lo conocía) y aquí entendí que todo lo que pase atrás en el camino había valido la pena", finalizó.
Riesgos de la migración
Las personas que emprenden el llamado 'camino migrante' se enfrentan a riesgos tales como ser secuestrados por las bandas criminales de México, morir ahogados en el río Bravo o de calor en el desierto.
Asimismo, muchos de los que intentan llegar a Estados Unidos subiendo al tren llamado 'la bestia', que va desde Guatemala hasta el país del norte, terminan mutilados o muertos.
Mientras que los que logran llegar al suelo estadounidense corren el riesgo de ser deportados y que se les niegue de nuevo el ingreso, dejando atrás a sus familias.
Hasta el 2020 según la ONU, 40,000 hondureños habían emprendido el viaje en busca de mejores oportunidades y condiciones de vida en otros países.
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