La hondureña Pamela Hernández y su hija Zoe salieron el 31 de julio de Honduras, para emprender su camino de manera ilegal en busca de “ el sueño americano” en Estados Unidos.

El recorrido por México de la madre e hija duró alrededor de un mes, hasta que tuvieron la oportunidad de cruzar la frontera el 28 de agosto.

“Nosotros cruzamos el río, llegamos al puente y ahí estaban los oficiales de Inmigración”, relata Pamela a El Imparcial.

Además añadió a su relato: "Me daba miedo por mi hija, una nunca sabe qué va a pasar en el camino, pero la pobreza y la necesidad hace a uno inmigrar de nuestro país”.

A su llegada, les solicitaron información personal, sus actas de nacimiento, les tomaron foto, huellas y recuerda cómo se quedaron sentados durante tres horas a la espera de una respuesta.

Días difíciles

Las hondureñas trasladados por un autobús, llevadas a un centro en Houston, Texas, los despojaron de todas sus pertenencias a excepción de sus documentos personales y efectivo.

“Nos iban llamando por lista, en una hoja tomaron nuestros datos, como el nombre de la persona que nos iba a recibir, a qué estado íbamos, el teléfono y el contacto, nosotros pensamos que sí íbamos entrar”, señala la hondureña.

Pamela Hernández y su hija fueron deportadas y ahora las acompaña Melody la muñeca, de regreso a Honduras. Foto: El Imparcial.

"Nosotras estábamos contentas porque pensamos que íbamos a nuestro destino, porque no nos dijeron nada, ni siquiera nos dijeron que estábamos deportadas”, indica. Al día siguiente, recibieron deportados.

“No podíamos movernos ni salir de ahí tampoco ni siquiera nos podíamos bañar”, describe Pamela.

Así, las hondureñas trasladados con sus familias al albergue de Hermosillo "Vida Plena, Corazón Contento A.C"., México, donde están actualmente.

“Pienso que si están dando la oportunidad a otras personas de cruzar y tener un futuro mejor, entonces creo que nosotros también lo merecemos”, afirma.

Pamela terminó la licenciatura de psicología y expone que las oportunidades de empleo son mínimas, por lo que tomó la decisión de migrar.

Su madre, quien tiene 22 años de vivir en Estados Unidos, sigue en espera de su llegada. Ella y su pequeña hija de 5 años, confían en que llegarán.

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