Pese a que este año la Secretaría de Gobernación (Segob) detectó un incremento del 32 % de "personas en situación migratoria irregular", en la fronteriza Tijuana, al norte de México, los que acapararon los albergues y las instancias de apoyo fueron los migrantes desplazados por la violencia y el crimen organizado de estados mexicanos como Michoacán y Guerrero.

En el Día Internacional del Migrante, activistas consultados coincidieron en que este año el flujo de estas personas incrementó hasta en un 50 %, en comparación con el año pasado, como lo hizo saber José María García Lara, director del albergue Movimiento Juventud 2000, quien consideró que “esto es una clara muestra de lo grave de la problemática de violencia que tiene el país”.

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Un problema que no se asume

Para el activista, el dato del incremento en cuanto a población migrante de otros países es revelador porque es señal de que sigue saliendo la gente de sus lugares de origen pese a las inhibiciones que el Gobierno de Estados Unidos está realizando para procesar solicitudes de asilo.

Sin embargo, consideró también que “al ser detectadas por autoridades nacionales quizá ni alcanzaron a llegar a la frontera”.

“Lo preocupante es que este año tuvimos un incremento de mayor consideración con los desplazados por la violencia, principalmente de estados como Michoacán y Guerrero, pero eso no lo contabiliza el Gobierno federal porque es interno y no lo están asumiendo por ello”, dijo.

El pastor Albert Rivera, director del albergue Ágape Misión Mundial, coincidió, pues dijo estar sorprendido de que la mayoría de inmigrantes y refugiados que llegan a Tijuana son mexicanos.

“Hay más gente mexicana pidiendo asilo que gente de Guatemala, Honduras, El Salvador, lo cual es preocupante”, comentó.

Rivera detalló que, tan solo en 2021, en su albergue atendieron alrededor de 1.000 migrantes procedentes de estados como Michoacán y Guerrero, “y este año fácil hemos atendido alrededor de 3,000, lo cual habla de un incremento de más del 50 %, y muchos de ellos, en familias completas a las cuales amenazaron, secuestraron, asesinaron y torturaron”.

“Es una situación gravísima. Uno, pensando mal, pensaría que hay un interés político en que haya más desplazados porque se van las personas y se obtienen remesas y el presidente ha presumido mucho de ello", señaló.

Por su parte, García sostuvo que en ese tema "hay mucho que pensar, mucho que trabajar, principalmente en las comunidades de origen de estas personas.

Afirmó que lo esencial es erradicar la violencia y brindar las garantías de vida a sus habitantes; conocer las necesidades y crear ambientes fuera de la violencia para los migrantes porque “desafortunadamente" ven "que el crimen cada vez gana más terreno”.

Políticas impulsan movimientos migratorios

Para los activistas, el hecho de que este año también se estuvieran generando diversos movimientos migratorios, se debió principalmente al constante cambio en las políticas migratorias de Estados Unidos, como sucedió con los venezolanos y con las leyes que constantemente cambiaron de parecer en cuanto al Título 42.

Rivera recalcó que los mexicanos “se dejaron venir en cascada por la violencia”, pero se dio el otro caso de que “Estados Unidos por dar constantemente mensajes mixtos y que la Corte estuviera diciendo una cosa y después otra, eso generó que de otros países se estuvieran aventurando también a llegar a la frontera intentando pasar a suelo estadounidense”.

“Ahora que están por quitar el Título 42 en próximos días, esperamos que se deje venir otra ola de migrantes”, anticipó.

El pastor mencionó que también se enfrentará un problema por la cantidad de solicitudes de asilo en el que no se sabe cómo se van a procesar por parte de las autoridades mexicanas.

Actualidad migratoria cruda

Al hacer un balance general del año y la situación actual migratoria en esta frontera, Salome Limas, coordinadora del Instituto Madre Asunta, aseguró que “la actualidad migratoria es cruda, y es lamentable reconocer que las constantes violaciones a derechos humanos no disminuyen”.

Recalcó que el diseño de políticas migratorias con visión persecutoria vistas desde la militarización, han generado estas violaciones a sus derechos humanos y Tijuana no se ha visto exenta de ello.

Limas pidió tener mayor atención y consideración sobre ello, especialmente en la garantía de derechos a niñas, niños y adolescentes migrantes y solicitantes de protección internacional.

Por su parte, García señaló que 2022 ha sido “difícil” por la saturación a las que se expusieron este tipo de albergues.

“Nos tocó ver cómo muchos tuvieron que pernoctar en las calles, afuera de los albergues, porque todos estábamos llenos, y eso refleja lo crudo y grave de esta crisis migratoria”, ilustró.

El director del albergue Movimiento Juventud 2000 espera que los Gobiernos mexicano y estadounidense “tengan mayor disposición por estas personas”, pues concluyó, “vemos que hay una problemática interna que genera miles de desplazados y hay una constante internacional que genera miles de refugiados”. 

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