Chile elige el domingo (19.12.2021) entre dos visiones opuestas de país: la del diputado izquierdista Gabriel Boric, que propone un Estado que garantice derechos universales básicos, y el abogado de extrema derecha José Antonio Kast, que busca restaurar el orden sin tocar el modelo de libre mercado.

Boric de 35 años y Kast de 55, presentan propuestas antagónicas para los 19 millones de habitantes de Chile, un país con fuertes desigualdades cuya sociedad no se ha polarizado ante los comicios, según sostienen varios analistas.

En la primera vuelta del 21 de noviembre, "ambos candidatos sumaron un 54 por ciento, pero un 46 por ciento de los electores votó por los otros candidato.

Por lo tanto, Boric y Kast se vieron en la obligación de avanzar hacia votantes mucho más moderados o de centro", dijo el analista electoral Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca.

El reclamo por un cambio del rumbo político, económico y social ha movilizado a los chilenos, particularmente desde la revuelta social de octubre de 2019.

Desde entonces se instaló el lema "no eran 30 pesos, eran 30 años", en referencia a que no fue el aumento del pasaje del metro el detonante de las protestas, sino las tres décadas en las que la desigualdad social ha aumentado de la mano del crecimiento económico.

Pero en la campaña para el balotaje ocurrió lo que Morales calificó irónicamente de "milagro". Ambos candidatos tuvieron que "modificar sus programas de gobierno, llevándolos incluso a ambos a valorar los últimos 30 años de gobiernos democráticos".

Chilenos indecisos

La mitad de los electores chilenos se dice indeciso de cara al balotaje, prácticamente el mismo porcentaje (53%) de personas que no ejercieron en la primera vuelta su derecho a voto, voluntario desde 2012.

"Esto hace que esa sea la gran incógnita para el domingo. Cuántos indecisos que no votaron en la primera vuelta van a salir esta vez. Eso hace que estemos ante un final imprevisible", advierte Claudio Fuentes, politólogo y profesor de la Universidad Diego Portales.

Desencantados y asustados

El desencanto con los políticos y sus partidos en Chile es un reflejo más del derrumbe de la confianza en todas sus instituciones, factor que ha alejado a los electores.

Pero además, según apuntan líderes de opinión y sociólogos, la elección del domingo resucitó un clima de plebiscito similar al de 1988, cuando la ciudadanía tuvo que votar "Sí o No" a la continuidad del dictador Augusto Pinochet (1973-1990).

Kast fue parte visible del "Sí"; la familia Boric, hizo campaña por el no. La ciudadanía votó por librarse del régimen militar.

"Una participación muy baja también refleja una especie de desencanto o disgusto con la política y las opciones disponibles", apuntó Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, en Washington.

"La gente no está tan polarizada como las dos opciones políticas", agrega Shifter, al enumerar los temas que mueven a una mayoría: extender derechos sociales y hacer reformas para mejorar la educación y la salud; "pero también quieren orden y lidiar con la delincuencia".

El analista considera que "no son ideas contradictorias", pero los dos candidatos impulsaron estas propuestas como si fueran temas de un bando u otro.

En esta segunda vuelta el tema de "la paz y el orden" caló hondo en la opinión pública. Una parte de la sociedad reprochó a Boric haber apoyado una ley para indultar a los detenidos durante los disturbios de 2019 bajo el argumento de que son "presos políticos".

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