Marcos Rodríguez, es un joven padre hondureño de 23 años de edad, quien, al no encontrar empleo en nuestro país, decidió emprender la ruta peligrosa de Guatemala y México.

El hondureño relata cómo son secuestrados por el crimen organizado, “cuando nos miran que andamos perdidos, con ropa sucia y una mochilita, se detienen carros de paila y suben a los migrantes para después extorsionar a nuestras familias”, explicó Marcos.

De acuerdo a las estadísticas de las autoridades de inmigración mexicanas, más de 50 mil solicitantes de asilo han sido devueltos a México, en medio de la inseguridad por la disputa de territorios en carteles de la droga.

Diferentes sectores de la sociedad cuestionan que este país no cuenta con la capacidad ni para garantizar la seguridad a sus propios ciudadanos, peor a los migrantes que a diario transitan esta peligrosa ruta desde Honduras, El Salvador y Guatemala.

Datos de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) revelan que alrededor de 25 mil refugiados esperan en México, muchos de ellos duermen en la calle, ya que, los albergues han colapsado, otros logran acomodarse debajo de los puentes a la espera de una respuesta positiva desde Estados Unidos.