La historia de Mustafá y su padre, Abdalá, recuerda a la famosa película ''Un camino a casa'', la cual relata la historia de un chico llamado Saroo, un pequeño de cinco años que se pierde en un tren que lo lleva lejos de casa y de su familia. Asustado y desconcertado, termina en la caótica ciudad de Calcuta donde sobrevive en las calles, y escapa de los pequeños terrores antes de caer en un orfanato.

La de Mustafá se remonta al año 2009, cuando el pequeño tenía seis años de edad. El niño fue de visita a casa de su tía junto a su madre. Vivían en el norte de Egipto y su tía en El Cairo, por lo que sería un viaje de ida y vuelta en el mismo día. Sin embargo, una vez llegados a la capital egipcia, la madre se sintió indispuesta, por lo que decidió sentarse unos minutos. Dio dinero a Mustafá para que fuera a comprar una botella de agua, pero nunca más lo vio.

Abdalá, el padre de Mustafá, recibió una llamada varias horas después: su mujer estaba ingresada en un hospital de El Cairo después de haber perdido la consciencia. Cogió su coche y puso rumbo a la capital del país, pero cuando llegó al hospital no encontró a su hijo. Cree que las personas que ayudaron a su mujer en la calle cuando se desmayó no sabían que había un niño con ella.

Ese día, comenzaron casi ocho años de infierno. Abdalá tuvo que esperar 48 horas para poner la denuncia por la burocracia egipcia. Su mujer sufrió un ataque al día siguiente, al enterarse de la desaparición de Mustafá. Quedó paralítica y murió solo un año después, por lo que el padre se quedó solo para tratar de encontrar a su hijo desaparecido.

La página Niños Desparecidos ha encontrado a más de 2.500 personas con la ayuda de usuarios que suben sus fotografías. Foto: tomada de Atfalmafkoda

Informes quemados
Abdalá contó su historia a la BBC: "Ese año, lo pasé intentando salvar a mi mujer y a mi hijo. Iba de un hospital a otro para que le dieran tratamiento a ella y de una comisaría a otra tratando de encontrarlo a él". Pero no hubo suerte y la cosa empeoró en 2011, cuando las protestas sociales obligaron al entonces presidente, Hosni Mubarak, a abandonar el país. Muchos manifestantes atacaron las comisarías y quemaron todo tipo de papeles… entre los que se encontraban los informes de Mustafá.

Entre 2011 y 2013, se sucedieron años turbulentos en Egipto, con la salida de Mubarak, la llegada de Mohamed Morsi al poder y las protestas que siguieron produciéndose en todo el país. Por eso, hasta 2014 no pudo poner una nueva denuncia ante la policía por la desaparición de su hijo, y comenzó a perder la esperanza. Hasta que apareció Facebook.

Abdalá encontró una página sobre niños desaparecidos y envió una fotografía de Mustafá, aunque no tenía muchas esperanzas. Sin embargo, en mayo de 2016, la mujer del fundador de esa página de Facebook se puso en contacto con él: lo habían encontrado. El hombre no se quiso hacer muchas ilusiones, ya que había pasado por lo mismo otras veces, pero esta vez pidió una foto de las piernas para confirmar si era él, ya que había algo que solo su padre sabía.

Mustafá había sido operado de pequeño y tenía una cicatriz en la rodilla: cuando le enviaron la fotografía y descubrió que, efectivamente, era su hijo, casi si desmaya. Casi ocho años después de su desaparición, lo había encontrado. Abdalá viajó hasta Giza, a las afueras de El Cairo, donde estaba el pequeño y consiguió, por fin, reunirse con él.

Después pudo reconstruir lo sucedido siete años antes: cuando el niño volvió de comprar la botella de agua, su madre ya no estaba, por lo que comenzó a llorar.

Alguien lo llevó a la comisaría más cercana, pero con los nervios solo fue capaz de darsu nombre de pila y no su apellido ni la ciudad donde vivía. Las autoridades le llevaron a un hogar de acogida para niños, donde había pasado los últimos años de su vida. Ahora, gracias a las redes sociales, puede volver a vivir con su padre.

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