Médicos tuvieron que equiparse con chalecos antibalas para operar al sargento ruso, Nikolái Pasenko, quien fue herido con un proyectil que no explotó y quedó alojado entre su pecho y corazón.

Según medios internacionales, el artefacto que afectó al soldado provino de las fuerzas ucranianas; le perforó costillas, pulmones, hasta detenerse en la columna vertebral entre la aorta y la vena cava inferior cerca del corazón por lo que fue remitido al hospital de la región de Bélgorod, Rusia.

Debido a los riesgos de la intervención, los médicos tuvieron que usar chalecos antibalas pues consideraron que un mínimo error podría significar la explosión del proyectil y muerte inminente del paciente.

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Se conoció que en primera instancia el militar no sabía lo que había ocurrido, pues según su narración, solo sintió un golpe al costado de su chaleco, no sabía que la munición estaba dentro de su cuerpo y no perdió el conocimiento.

Sin embargo, al enterarse de lo ocurrido Nikolái Pasenko inicialmente se opuso a que los médicos los intervinieran para evitar poner su vida en riesgo, pero tras horas en el quirófano la operación fue exitosa.

"Pero el cirujano no tenía miedo. Un hombre muy valiente, un verdadero héroe. Le estaré agradecido el resto de mi vida", dijo el sargento en una entrevista.

El proyectil fue puesto en un cubo con arena y posteriormente lo desecharon, mientras el soldado está en rehabilitación en Moscú, Rusia.

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