Como si se tratase de una película de acción, una mujer de Colombia se infiltró en una banda de explotación sexual para salvar a su hija de 19 años.

La joven terminó convertida en esclava sexual tras conocer a un hombre en un bar en Bogotá, capital colombiana, que la convenció de vincularse a una supuesta empresa de eventos con la promesa de que ganaría mucho dinero.

Sin embargo, se trataba de un negocio en que creaban un perfil en una comunidad virtual a las mujeres que engañaba, ofrecían sus servicios sexuales y las trasladaban fuera de la capital colombiana para cumplir con los encuentros íntimos a la fuerza, según explicó la Fiscalía General de la Nación.

Según relató la madre a un medio de comunicación local, en un inicio su hija fue obligada a tener relaciones sexuales con dos de sus captores; luego le tomaron fotografías desnuda para publicarlas en Internet, para ser comercializada como dama de compañía.

Seguido de esto la encerraron en un apartamento en el municipio de Mosquera, Cundinamarca, donde había entre 8 y 10 jovencitas en la misma situación. Eran obligadas a mantener relaciones sexuales con numerosos hombres en un solo día.

Meses después de no poder encontrar a su hija, la mujer se infiltró en el chat de la banda de explotación sexual, contactó a sus miembros, ganó su confianza y organizó una fiesta familiar a la que los invitó, fue ahí donde los fotografió y captó en vídeo, con lo que pudieron ser identificados.

Fue como la mujer pudo descubrir la ubicación exacta de su hija y procedió a denunciar a los traficantes de personas a la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (DIJIN).

De esa manera, la joven logró ser rescatada por los investigadores, quienes descubrieron la situación que vivían muchas mujeres, muchas de ellas menores de edad, que eran reclutadas en bares, a través de redes sociales y en colegios de Bogotá.

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