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El Día de San Patricio es una festividad religiosa que se celebra cada 17 de marzo en honor al santo patrón de Irlanda, San Patricio, quien es considerado el patrón del país en el sentido religioso.
Aunque es una celebración religiosa, se ha convertido en una festividad popular en muchos lugares del mundo, en especial en Estados Unidos.
El origen del Día de San Patricio se remonta al siglo V, cuando San Patricio llegó a Irlanda como misionero cristiano.
Según la tradición, San Patricio usó un trébol para explicar la Santísima Trinidad a los irlandeses, lo que hizo que el trébol se convirtiera en un símbolo de la festividad. También se dice que San Patricio expulsó a todas las serpientes de Irlanda, lo que ha llevado a la creencia de que no hay serpientes en la isla.
Durante muchos años, el Día de San Patricio se celebró principalmente en Irlanda, con desfiles y festivales en muchas ciudades y pueblos del país. Sin embargo, con la migración de los irlandeses a otros países, especialmente a Estados Unidos, la festividad se extendió por todo el mundo.
Actualmente la tradición es vestirse de verde el 17 de marzo, fecha en la que falleció, San Patricio. Popularmente se juega la broma de que aquel que no vista de verde se le puede pellizcar.
En Estados Unidos, el Día de San Patricio se celebra con desfiles, fiestas y eventos culturales en muchas ciudades, especialmente en ciudades con grandes poblaciones irlandesas como Nueva York, Boston y Chicago.
La gente se viste de verde, el color tradicional de Irlanda, y consume alimentos y bebidas típicas como el corned beef y el whiskey irlandés.
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Oración a San Patricio
Considerando que esta festividad tiene un origen religioso, muchos en la Iglesia Católica celebran este 17 de marzo al rezarle a San Patricio e incluso asistiendo a misa para pedirle intercesiones.
Cristo conmigo, Cristo dentro de mí, Cristo detrás de mi Cristo delante de mí, Cristo a mi derecha, Cristo en mi casa, Cristo en mi camino, Cristo en mi puesto de trabajo, Cristo en todos los ojos que me ven, Cristo en todos los oídos que me escuchan, Cristo en la boca de todo aquel que me habla, Cristo en el corazón de todo aquel que piensa en mi, Cristo conmigo y yo con Él, Cristo siempre y en todas partes. Amén
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