Karina Elizabeth Núñez Rodríguez es una trabajadora sexual uruguaya que se convirtió en reconocida activista contra la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes. Además es defensora de los derechos de las mujeres y de la diversidad sexual. 

Núñez contó a la cadena británica BBC que es la cuarta generación de una familia de trabajadoras sexuales uruguayas y recordó su niñez como una etapa llena de escasez. Hoy la reconocida activista celebra con orgullo que su hija sea la primera de su familia en llegar a la universidad. 

"De niña siempre soñé con ser maestra, pero acabé de prostituta como mi mamá, mi abuela y mi bisabuela", dijo a la BBC. 

Karina Núñez se define como "feminista popular".

La prostitución cómo única opción 

De acuerdo con el relato de Núñez a la BBC, cuando era muy pequeña, durante la dictadura cívico militar en Uruguay, un hombre que se enamoró de su madre, también trabajadora sexual, decidió cuidarla como su hija. 

"Luego se convirtió en preso político y nuestra vida dio un cambio rotundo: mi madre tuvo que volver al trabajo sexual", aseguró a la BBC. 

A pesar de una infancia dura y difícil, Núñez rompió esquemas en su país como activista y defensora de derechos. Hoy cuenta con mucho orgullo que "con ayuda de otras mujeres", logró que su hija, Valeska, se convirtiera en la primera en su familia en ir a la universidad. Pero el camino no fue fácil.

"Cuando naces en el entorno de la prostitución, salir de allí es muy difícil", expresó Núñez al medio antes citado. 

Estudio de una activista 

En un estudio realizado por Núñez asegura que la mayoría de las prostitutas pasan por tres etapas y esta conclusión la saca tras haber entrevistado a cerca de dos mil trabajadoras sexuales. 

Logró que todas las entrevistadas llenaran un formulario y luego se enfocó en los 313 que estaban más completos.

Sus hallazgos fueron publicados en el libro "El ser detrás de una vagina productiva", que ya va por su tercera edición.

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“La primera etapa es la prostitución. Cuando escribí el libro, en 2008, la prostitución para mí era la oferta de servicios sexuales”, explicó.

“La segunda es el de meretricio. Aquí la mujer se empodera, es el momento del empoderamiento de la vagina, porque anteriormente accedían a que tu cuerpo y tu vagina fueran penetrados de muchas, varias formas. Como quisieran”.

Fotografía fechada el 8 de noviembre de 2019, que muestra a la trabajadora sexual Italia mientras trabaja en una calle de la Ciudad de México (Foto: EFE/ Sáshenka Gutiérrez)

Núñez comentó que cuando en Uruguay, la prostitución se volvió regulada, para ser trabajadora sexual tomaron “la categoría jurídica de trabajadoras sexuales cuando vamos al médico y nos hacemos la libreta de visita médica. Ahí pasamos a una tercera etapa”.

Pero, en el estudio halló que los factores educativos de las prostitutas encontró que aquellas que no habían terminado la primaria o el ciclo escolar pasaban toda su vida como trabajadoras sexuales.

“Podían entrar o salir de la oferta de servicios sexuales, pero pasaban sus vidas como meretrices. Ofrecían servicios sexuales sin atención médica y sin tener controles sanitarios”, aseguró. 

Además el estudio arrojó que cuando sus compañeras tenían algún grado de estudio, pasaban entre 10 o 15 años en la oferta de servicios sexuales y las que no tenían ningún tipo de formación “parían hijas trabajadoras sexuales o en situación de explotación sexual e hijos que se dedicaban al proxenetismo o alguna otra forma de trata”.

En ese sentido, el estudio desveló que las trabajadoras sexuales que tenían estudios elevados “ni sus hijos ni sus hijas tenían vínculos con estas actividades”.

"Mi hija es la primera de cuatro generaciones de prostitutas que llega a la universidad y el orgullo no me cabe en el pecho".

Aunque durante el proceso de romper cadenas, Karina se convirtió en una respetada voz feminista y en un ejemplo para muchas en Uruguay, asegura que todavía queda mucho por hacer.

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