En Nicaragua, los sepelios de medianoche se han vuelto comunes en lo que va de la pandemia del coronavirus (covid-19), por todas partes se ven señales de que la enfermedad está arrasando con con el país centroamericano, mientras que su gobernante, Daniel Ortega, se resiste a implementar medidas de confinamiento para apalear la propagación del virus.

La nación nicaragüense con un poco más de 6.4 millones de habitantes, es uno de los últimos países que se ha resistido a aceptar las medidas estrictas que se han desplegado por la mayor parte del mundo para detener la propagación de la enfermedad.

Nicaragua nunca cerró sus escuelas, no cerró negocios y en el transcurso de la pandemia, el gobierno de Ortega no solo ha permitido eventos masivos que ponen en riesgo la salud de su población, sino que también los ha organizado.

Los "entierros exprés" se vuelven cada vez más comunes en Nicaragua.

Sin embargo, el gobierno nicaragüense insiste en que el virus está perfectamente bajo control, con el número de víctimas más bajo por covid-19 en Centroamérica, y aunque las cifras que manejan son poco creíbles y muy cuestionadas por la poca transparencia, el gobierno afirma que hasta la fecha el número de contagios es solamente de 1,118 y 46 muertos, aunque una ONG nicaragüense afirma que el número que ellos manejan es el doble y hasta el triple de lo que ha informado el gobierno.

Sepelios misteriosos de medianoche

Por toda Nicaragua, las familias se están viendo obligadas a tener estos “entierros exprés”, funerales apresurados a todas horas de la noche, sin tiempo para llamar a un cura o comprar flores, para darle un sepelio digno a sus familiares, que según autoridades fallecen por una "neumonía atípica" pero que son enterrados con todos los procedimientos de las personas que mueren por covid-19.

Los servicios se realizan de una manera tan veloz, y tan aleatoria, que a los familiares les preocupa que puedan ocurrir errores. Afuera de los hospitales hay largas filas, y se han agotado las medicinas básicas en las farmacias. 

Los familiares de las victimas no pueden realizar un sepelio digno de los fallecidos porque son enterrados inmediatamente.

Las organizaciones sanitarias están teniendo problemas para obtener una cifra precisa de los casos. Las pruebas son limitadas y están controladas por el gobierno. Los doctores y activistas que observan cómo las enfermedades respiratorias se propagan por la nación se están preparando para un desastre.

El Observatorio Ciudadano, una organización no gubernamental integrada por varios empleados del sector público de la salud que formaron esta organización clandestina para monitorear los casos en Nicaragua, aseguró que el número de muertes en ese país era de 805 y hasta el sábado habían contado 3725 casos.

La pandemia ha llegado en una época en la que hay poca confianza en el gobierno de Nicaragua. El gobierno asegura que los casos rutinarios de neumonía, los cuales no superan la media normal, se están confundiendo con el coronavirus. La mayoría de los países ofrece cifras diarias, mientras que Nicaragua tan solo publica cifras semanales.

Con todos los protocolos que se usan para enterrar a pacientes de covid-19 son sepultados los fallecidos por otras patologías en Nicaragua.

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