Tres hombres afroamericanos permanecieron 24 años en la cárcel pagando un crimen que no cometieron y fueron obligados a declararse culpables.

George Bell, de 44 años, Gary Johnson, de 46, y Rohan Bolt, de 59, fueron acusados por el asesinato de dos personas, una de ellas oficial de policía en Nueva York que estaba fuera de servicio; el hecho ocurrió el 21 de diciembre de 1996 en un intento de robo en Queens, Estados Unidos.

Según ellos, fueron obligados a confesar el crimen del que 24 años después los retractaron, con actos de violencia durante el interrogatorio.

"Su táctica era simplemente mantenerme despierto hasta que estuve tan fatigado mentalmente que me quedé perplejo", confesó Johnson a la cadena televisiva CBS.

De igual manera confesó que las torturas eran tan inhumanas que llegó a sentirse asustado, confundido y enojado.

Durante el caso, cinco testigos dieron versiones de los hechos que contradecían la declaración de aquella época con la de los imputados, lo que sirvió para que la defensa pudiese demostrar que las confesiones fueron obtenidas bajo coacción.

Ante ello, el un juez acusó a la Fiscalía de haber ocultado información y ser conscientes de que tenían ahombres inocentes en la cárcel.  

24 años después, una investigación dirigida por la Unidad de Integridad de Convicciones de la fiscalía del distrito de Queens, demostró que en aquella época había una banda llamada "Speedstick" que operaba de la misma manera que se produjo el asalto.

Con esa información la defensa pudo demostrar la inocencia de los tres hombres.

Cabe mencionar que, pese a ser liberados, aún siguen enfrentando los cargos por ese crimen y en los próximos tres meses decidirán si regresarán a juicio.

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