Carrie Kearns es una mujer de 40 años residente en North West, Inglaterra, que no sabía que el motivo por el que llegaba exhausta a su casa después del trabajo tenía que ver con un trastorno que aún no le habían diagnosticado.

Al respecto, la fémina resultó tener autismo, el cual le fue identificado seis meses después de que su hijo menor recibiera el mismo diagnóstico.

Kearns sintió tener las mismas afecciones que acarrea dicho trastorno, además señaló que desde que era menor se sentía diferente.

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"Parecía que no podía encajar con otros niños de mi edad y siempre fui un poco solitaria jugando. Estaba más interesada en la naturaleza y en jugar con plantas e insectos que en lo que hacían mis amigos", indicó a al medio Manchester Evening News.

Según los médicos de la mujer, su particular cansancio después de trabajar se debía a que ella "pasaba el día tratando de encajar", lo que representa un gran esfuerzo emocional.

"Es un alivio descubrir que eres autista porque te das cuenta de que no hay nada malo contigo. Ahora entiendo que la manera en la que actúo y hago algunas cosas es normal para mí y está bien hacerlas de esa manera", confesó al medio inglés.

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