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Dante Mossi: La ventaja de Honduras es que hay libertad y debemos asegurarnos de que el Estado de Derecho persevere

El presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica repasa EN PRIMERA PLANA mediante sus experiencias en las misiones del Banco Mundial y su posición como líder económico de la región, las virtudes de un mercado como Centroamérica, además la fortuna que tiene Honduras con relación a otros países, además hacemos un paso por su carrera como experto en programas de desarrollo


Espero con cautela en la sala virtual para entrevistar a Dante Mossi. Me supongo mucha formalidad para hablar con él. Tengo muchos apuntes, cifras macroeconómicas, proyecciones y el interés de que sepamos cómo es que un ingeniero eléctrico termina siendo uno de los más sobresalientes economistas de Honduras.

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Apareció con una camisa blanca y también buscando la mejor luz para la grabación del vídeo. Saluda con tanta cordialidad, amabilidad y sociabilidad que la entrevista se vuelve charla. Pero de esas charlas en las que, de periodista, terminás siendo alumno.

El presidente del Banco Centroamérica de Integración Económica (BCIE) detiene su agenda de reuniones, análisis y decisiones, para platica EN PRIMERA PLANA sobre su carrera, sus misiones y nos ofrece un ángulo diferente del rumbo económico de Centroamérica.

¿Cómo es que se mete a la economía después de hacer una ingeniería eléctrica?

“Mi papá trabajó en la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) y tuve el privilegio de ir muy chiquitito a la construcción de (la represa) El Cajón. No había nada, más que el río y hacía mucho calor. Recuerdo que me dijo: ‘aquí van a construir una gran represa que va a cambiar a Honduras’, es de lo que puedo recordar, estaba muy chiquito.

“Años más adelante estudié en el (instituto) San Miguel, la clase que más disfrutaba era matemáticas. Todo mundo me decía que estaba loco. Luego escogí una carrera donde la matemática fuera el reto. Allí fue cuando decidí estudiar una ingeniería eléctrica.

“Cuando ya estaba por graduarme, a pesar de que me fascinaba la matemática, más que preguntarme cómo funcionaban las turbinas; era cómo es que llegamos a construir El Cajón, y la economía comenzó a ser el gusanito que me estaba picando. Quería saber cómo se financiaban esas cosas porque ya sabía cómo es que funcionaban. Quería saber cómo convencimos al mundo que nos financiaran, que nos prestaran, creo que fueron $1,200 millones de dólares, a un país cuyo PIB (Producto Interno Bruto) no llegaba a eso, no obstante, convencimos al Bando Mundial que nos prestara eso.

“Luego, concursé por una beca, recuerdo que días antes de una Navidad me llamaron y me dijeron ‘señor Mossi, usted se ha ganado una beca para estudiar en Estados Unidos una maestría en econometría’, es decir, mi pasión, ver modelos económicos y tras terminar la maestría me fue muy bien. Yo siempre digo que soy buen discípulo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), porque me enseñaron lo que tuve que haber aprendido. Como me fue bien, me preguntaron (en Estados Unidos) si quería seguir el doctorado, y allí fue cuando estudié Finanzas Públicas.

“Entonces, la matemática era mi pasión, pero también saber cómo suceden las cosas, cómo se hacen. Así es como logré terminar un doctorado”.

El doctor Mossi, recuerda en este punto, lo divertido que fue volver a Honduras con 28 años, con una maestría en econometría y un doctorado en Finanzas Públicas. Acá sigue su relato.

“Cuando regresé a Honduras, salí al cine con unos amigos y tuve que pedirles dinero a mis papás (sonríe), todos mis amigos ya tenían sus cosas, familias… de allí viene mi pasión por la economía y por estudiar duro”.

“Mi papá, qué en paz descanse, era un hombre apasionado por la economía, que tenía hasta tres trabajos para mantener a su familia. Realmente la beca para mi fue una oportunidad que me abrió puertas que me trajeron hasta aquí, donde estoy el día de hoy”.

De los hombres que fueron construyendo el país su padre ¿no?, de los que fueron zanjando el progreso que ha ido viviendo Honduras ¿cierto?

“Exacto. Esos son los recuerdos que tengo. Recuerdo que día me dijo: ‘Dante va a venir un economista a la casa, tenés que comportarte. Las tortillas no se muerden, se agarran en pedazos’. ¿Y quién era el economista? Arnold Harberger, uno de los padres de la economía, quien hizo el estudio de factibilidad de El Cajón, y todavía no había ganado el Nobel en ese tiempo, era consultor del Banco Mundial.

“Yo lo conocí en California a él, muchos años después, le conté (la visita a su casa) y me dice: ‘no me acuerdo particularmente de esa cena, pero si me acuerdo de que fui a Honduras. Pero me alegra que haya sido tu inspiración para estudiar economía’”.

Arnold Harberger, uno de los fundadores de la Escuela de Economía de Chicago, considerado padre de los "Chicago Boys", una línea neoclásica defensora del libre mercado.

Me llama la atención doctor Mossi, lo bien que ha defendido a la UNAH, cuando muchos hondureños, solemos a veces, y me voy a incluir, desprestigiar una casa de estudios como la que tenemos. Acá entonces es claro que también depende de la voluntad del estudiante ¿no?

“Sí, depende de uno qué tanto quiere aprender. Yo tuve maestros extraordinarios de todo nivel. Recuerdo mejor al de filosofía, no sé por qué. Realmente tuve maestros que me enseñaron a pensar, a tomar decisiones, siempre hubo huelgas (en la UNAH), eso no es cosa de ahora. La verdad es que al regresar yo quise dar clases en la UNAH, pero era complicado. Así que terminé dando clases en la Universidad Católica de Honduras (Unicah) porque siempre sentí la necesidad de devolver algo.

“Las facturas de la universidad donde yo estaba era como $15 mil dólares semestrales. Yo cuando pagaba los sesenta lempiras (L60.00), no sé cuánto vale ahora” …

Quizá relativo, L 270.00, le interrumpo y el continúa …

“Nunca parecido a aquello. Entonces yo allí miraba que el Estado de Honduras sí subsidia muy fuerte la educación superior”.

Cuando usted trabajó en el Banco Mundial, estuvo en Paraguay y otros lugares, pero es exótico ver en su hoja de vida estar en Ghana, cuéntenos cómo fue esa experiencia, no por el hecho de que Ghana es un país africano, sino porque es uno de los más industrializados de África.

“Fue un movimiento afortunado. De hecho, yo trabajé varios años en Honduras, me pusieron tareas para trabajar para Nicaragua. Pero un día un jefe me dijo: ‘Dante, tu crecimiento ya llegó donde iba a llegar en Honduras, tenés que ir a otros lados a crecer’. Justo en esos días, Ghana había descubierto petróleo, y me fui a un programa que comparado con el de Honduras era como diez veces mayor en tamaño. Yo en Honduras coordinaba los proyectos. En Ghana era un factor de esto multiplicado por veinte.

“En Ghana aprendí mucho, una nueva cultura y también me di cuenta de que los valores son exactamente los mismos; gente que trabaja duro, que la tienen muy difícil. Por eso siempre comparo África con Honduras y les digo: ¡somos tan afortunados!

“Realmente fue de las misiones que más me llenaron porque uno miraba resultados casi inmediatos en lo que uno hacía, a pesar de los retos que uno tiene de trabajar allá, pero por otro lado la gente es muy educada, extremadamente educada. Allá uno no puede comenzar una conversación si no saluda, es considerado de muy mal gusto, entrar de un solo a una conversación.

“Aprendí mucho. Comencé con una oficina de quince personas y terminé con 120, 70 eran de Ghana y los demás de otros lados del mundo. El hecho de ser latino también me facilitaba el tema de entre blanco y negro. Yo les decía: ‘no soy ni uno, ni del otro, yo soy latino’ y luego ellos decían: ‘eso no existe, en el mundo hay blanco y negro’, y yo respondía: ‘eso no existe, el mundo tiene colores’, jajajaja…

Realmente habrá que entender la difícil situación de tener que tratar no solo con un equipo de más de cien personas, sino que además con las grietas que puede provocar el racismo o la comunión de tantas culturas diversas, pensamientos, costumbres… parece este ser un complejo problema de trabajo.

“Lo difícil de trabajar en el Banco Mundial no es llegar, sino irse. Me paso en Honduras, me pasó en Ghana y cuando voy a Paraguay exactamente lo mismo. Recuerdo que le dije a un jefe: ‘ya no me está gustando esto de las despedidas, me encanta llegar a un programa nuevo, refrescarme de lo que tengo que hacer, pero las despedidas no’.

“Nuevamente, África fue una buena escuela de desarrollo, para ver lo afortunado que somos en unas cosas y lo desafortunado en otras. Pero en general, eso es lo que nos hace ganar experiencia. Me encanta un dicho de ellos, que también está aquí en Honduras: ‘soy un tigre con muchas rayas’, la experiencia le pinta la rayas, entonces uno ya no se sorprende a algunas cosas”.

Me llama la atención que recalca lo afortunados que podemos ser los hondureños ¿podría profundizar más en esto?

“Sí. Ghana, por ejemplo, tiene muchos recursos energéticos; petróleo, gas, oro, diamantes… hace mucho calor en la capital (Accra) y se les va la energía constantemente. Recuerdo que la empresa eléctrica, que es monopolio del estado, en su momento sugerí hacerle una concesión.

“Me quedaron viendo… como si le fuera a meter fuego a la Virgen de Suyapa, algo así, eso no se hace. Y entonces le pregunté a uno de mis colegas: ¿qué dije?’, y me contestó: ‘Dante, es que los inversionistas del sector privado que tiene Honduras arriesgan su capital, algo que normalmente no sucede en el resto del mundo’. En Honduras la gente arriesga su sombrero.

“En Honduras tenemos una experiencia de gente que viene sin nada, más que sus ganas de tener un mejor futuro para sus hijos. La empresa privada, a nivel de la micro y pequeña empresa, tiene oportunidades de crecer, si hace bien las cosas. Por ejemplo, el concepto de propiedad privada es distinto, allá la tierra le pertenece al jefe de la tribu, entonces uno para construir una casa, le paga el alquiler al jefe.

“¿Cómo construye una casa en una tierra que no es de uno?, preguntaba y la gente me decía: ‘Dante, pero es que así es, así ha sido por cientos de años. ¿Cómo es en Honduras?’, me preguntaban y les respondía que uno compra la tierra y es de uno hasta que se muere y lo puede heredar a sus hijos. Entonces ellos respondían: ‘M… qué concepto más novedoso’, ¡jajajajaj! (reímos juntos).

“Entonces, uno después también valora el clima, la fertilidad de la tierra, Ghana invierte mucho en fertilizantes, porque la tierra no es fértil en grandes planos, no es así de rica como es acá. Hay una serie de cosas que nos hacen afortunados y por eso me dan ganas de estar en desarrollo porque creo que el potencial de salir de dónde estamos es real.

“Siempre tomo el ejemplo de mi familia, ambos muy humildes, sin educación formal, ambos lograron formar familia grande, venían del interior del país buscando educación y estamos aquí, gracias a eso. Educación pública y gratuita”.

Según su experiencia, usted que se ha cruzado con tantos crisoles, nacionalidades, culturas … ¿cómo percibe el mundo a Honduras?

“Les voy a contar algo divertido. Uno de mis trabajos en el Banco Mundial era escribir las estrategias de los países. O sea, como el Banco Mundial iba a trabajar en cada país y el entorno económico y, por ende, cuántos recursos puede absorber la economía. Entonces, en el caso de Ghana, era que habían descubierto petróleo. Tenía que justificar porqué se le debían destinar más recursos.

“Fui a hablar con la jefa del departamento de riesgos del Banco Mundial. Y claro, mi apellido (Mossi) no suena muy hondureño, entonces ella dice: ‘mirá Dante, a Ghana le vamos a dar otra vez $1,200 millones de dólares’, yo me rascaba la cabeza porque me decía que era un montón, y ella sumó: ‘sí, la verdad es que les podemos dar más, pero tiene problemas estructurales, su problema de evolución natural de leyes. Pero hay países como Honduras’, ella no sabía que era hondureño y continuó: ‘Honduras no tiene muchos recursos, tiene una economía pujante, exporta muchísimo, pareciera que los indicadores van bien, pero por Dios, siempre hay un problema. Siempre hay una erupción social porque no se pueden poner de acuerdo’. A mí me causó una gracia, no le dije que era hondureño, pero analizó que a Honduras no se le puede prestar más de lo que se pudiera, por esa inestabilidad política.

“Otra de las virtudes que tenemos en Honduras es que podemos opinar lo que queramos, salvo ciertas excepciones que uno dice, por Dios, callen a ese. La verdad es que el dialogo político tiene que madurar más, tenemos que aprender que somos diferentes y a estar en desacuerdo y acuerdo. Por otro lado, miro un país que es pujante. Miro fenómenos que no he visto en ningún otro lugar en el planeta, por ejemplo, ir a las maquilas en San Pedro Sula, hombres recogiendo el dinero de sus mujeres para ir a comprar la comida de la casa, porque se han vuelto los encargados del hogar. He visto la evolución de las bananeras que antes eran dueñas de la tierra y ahora trabajan con los productores. Esa evaluación es producto de un diálogo, que no ha sido gratis que ha sido por un debate muy fuerte.

“Tenemos una situación privilegiada geográficamente, yo les decía en Ghana que podía decidir si comer pescado del Océano Atlántico o del Pacífico, y ellos decían: ‘¿Cómo va a ser eso, tenés que cruzar todo el continente?’, sí, el continente son como 300 kilómetros… ‘¡No puede ser!’ Sí, lo que quiero decir es que somos muy afortunados en temas de recursos, estamos muy cerca de mercados enormes; tenemos el mercado centroamericano, el mercado de Estados Unidos, tenemos a la par el Canal de Panamá que da más acceso al resto del mundo. De hecho, exportamos más de lo que producimos, lo que quiere decir, que somos una economía extremadamente abierta. Cuando uno mira esos indicadores, solo pueden ser señal de libertad económica, muchos países restringen la libertad económica.

“La ventaja de Honduras es que hay libertad, lo que tenemos es asegurarnos que el Estado de Derecho persevere, que las leyes se apliquen, no solo a quien se quiere afectar, sino que a todos”.

Seguimos la plática, el tiempo pasa volando. Hasta este punto la he disfrutado tanto como el buen lector lo debe estar haciendo. Siempre es interesante y de mucho aprendizaje saber cómo es que se ve nuestro país desde otras ópticas. Sobretodo cuando ponemos en juego factores como el pesimismo y la denigración. Acá, Dante Mossi nos cuenta otro ejemplo.

“Uno cuando va a Estados Unidos, compra un periódico en una máquina, paga y se lleva el que pagó. Uno después se pregunta por qué no pasa igual en Honduras, creo que esas máquinas no funcionarían. El hecho de porqué nos comportamos bien fuera y en Honduras no. Creo que es cuestión de educación. Luego les digo a otros que me preguntan por Honduras: ‘No es tan malo, mírenlo con cariño’, he logrado cambiar la opinión de muchas personas que han venido de afuera de Honduras, que han venido con el Banco Mundial, y luego se han ido tristísimos de dejar este país y de hecho un poco de lo que me pasó a mí, el llamado de la tierra es más fuerte que una mejora económica, por eso decidí regresar a Honduras”.

Hablemos de Centroamérica. La región venía presentando crecimientos importantes en materia económica entre el 2.8 y el 3.5 por ciento de forma general. Pero ahora el BCIE está alertando de una fuerte contracción económica, ¿qué podemos esperar de esto?

“Primero, déjeme dar una visión sobre Centroamérica. Cuando yo fui electo presidente del BCIE tuve la oportunidad de viajar a Corea del Sur y tuve la posibilidad de hablar con el ministro de finanzas y le pregunté qué miraba, cuál era el interés de ir a Centroamérica. Y él me dijo algo: ‘sabés que miro Dante, miro una economía de 60 millones de personas y miro al cuarto país más rico de América Latina’. Vine a ver mis estadísticas y tenía razón. Realmente somos como mercado más parecidos de lo que queremos, obviamente pupusas, frijoles rojos, frijoles negros, gallo pinto… pero al final somos lo mismo; arroz, frijoles y maíz, lo que nos une a todos los países de la región.

“Como región somos interesantes, no somos tan subdesarrollados, es algo controversial que yo lo dije, que los números de pobreza de Honduras no están correctos, y no porque quiera negar que hay pobreza, sino porque la estamos midiendo mal, se hizo un ajuste y en algún momento va a ser público. Pero cuando yo miro Centroamérica, miro una región pujante.

“He conversado con todos los presidentes, incluyendo a los presidentes Bukele (El Salvador) y Giammattei (Guatemala) que son los más nuevos y al final uno encuentra que hay una sed de ambiciones que es asegurar la seguridad de nuestros países.

“Centroamérica es muy parecido a Asia, por eso el BCIE se ha acercado mucho a Asia. El motor más grande en materia económica para Centroamérica es Estados Unidos, y el segundo motor más grande es la misma Centroamérica. Por eso hago la alegoría que Centroamérica es un avión con dos motores; uno es Estados Unidos y el otro es la misma región. Ese es el modelo de Asia, el mercado más importante de Asia es Asia, e igual sucede con la Unión Europea. Centroamérica tiene que aprender a verse como una región, con sus diferencias, pero como un solo mercado.

“Y relacionado con el covid, me llamaron a una reunión estratégica con todas las gerencias el 12 de marzo de este año, y resulta que era con los siete presidentes de Centroamérica. ¡Wow, todos juntos!, me dije. Allí fue cuando me dijeron cómo podíamos ayudar en la emergencia. Allí es cuando uno se da cuenta porqué es importante que los presidentes de Centroamérica hablen juntos, allí decidieron las acciones. En esa reunión vi la integración centroamericana, tomaron dos acuerdos, uno que necesitaban ayuda de inmediato, que no les daba tiempo de ir a Washington, que el BCIE debía ser esa fuente de apoyo y número dos, qué hacer después de la crisis. Que iba a restringir el movimiento de personas, pero no el comercio regional. Eso para mí fue muy importante porque se logró el comercio regional no se muriera”.

En esta integración económica centroamericana juegan mucho las Mipymes y el BCIE ha destinado muchos recursos para ello, y en el caso de Honduras juega un papel fundamental sobretodo en tiempos de recuperación económica. ¿Cómo es este plan?

“Soy de la generación del huracán Mitch y el daño de la estructura fue grave. Hablé hace poco con el presidente (Carlos) Flores y le dije: ‘presidente, la diferencia actual y la de su gobierno, es que durante el Mitch se nos cayó el piso, los puentes, los caminos’ y la contracción económica fue severa, creo que como cuatro puntos del PIB. Pero ahora tenemos una contracción económica que se estima va a ser entre un 8 y 9 por ciento. Ese tipo de números, no se mira en Honduras desde los años 30 de la Gran Depresión. Qué significa: que cuando muchas personas salgan de sus casas y vayan a buscar trabajo, no lo van a encontrar. Y esto no lo conocemos desde un modelo económico, sino porque conocemos las experiencias de Taiwán, Corea del Sur, España que ha vivido exactamente lo que nos está pasando. No somos distintos a ellos en ese sentido.

“Muchos negocios no aguantaron sin operar, no tenían reservas, los pequeños son los que más sufren. Por eso es por lo que en el BCIE tomamos la decisión de apoyar los gobiernos con fondos para los pequeños y medianos empresarios, de hecho, también a los grandes, pero principalmente a los pequeños porque allí es donde se genera el empleo. Queremos proteger el empleo en sus raíces.

“Nosotros como banco creamos un programa con donantes, hicimos un llamado a amigos donantes del BCIE, y tengo que destacar el apoyo casi inmediato de la Unión Europea, de KfW (Banco de Desarrollo) de Alemania, ICDR (Fondo de Cooperación y Desarrollo Internacional) de Taiwán, Eximbank (Agencia Oficial de Crédito a la Exportación) de Corea del Sur y hasta amigos que nunca habían participado en el BCIE como Estados Unidos, con quienes estamos negociando un préstamo directo para este programa a las Mipynes y así hacer préstamos a todos estos negocios que estuvieron cerrados.

“Estamos hablando con las cooperativas, Facach, Covelo, los bancos, para que puedan prestar si califican, puedan tener préstamos con dos años de gracia y tres para pagarlos. Esto le va a dar un respeto a sus negocios, para poder recontratar gente o pagar sueldos caídos, comprar insumos, o como operar en estos tiempos de covid.

“En cuando al gobierno de Honduras, nos solicitaron $200 millones de dólares para el Banco Central de Honduras (BCH), como un fondo de garantía para poder prestar a la Mipymes. Otro préstamo de $300 millones de dólares para que Banprovih pueda prestar a las Mipymes. Realmente el gobierno está desplegando todas sus armas para generar garantías”.


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