El éxito en la vida de una madre es dejar un niño sano y feliz
Una vez leí un pequeño fragmento de cuál autor desconozco, mencionaba que el éxito en la vida muchas veces se media por dejarle al mundo un niño sano y feliz. Qué gran responsabilidad para una madre conseguir ese éxito desde el primer momento en que recibimos la noticia que estamos esperando un bebe. Desde el periodo de gestación, sus primeros meses, años y vida adulta de nuestros hijos podemos considerarnos creadores de su dieta alimentaria y la relación emocional para siempre con los alimentos.

La ciencia nos ha demostrado que la alimentación es vital desde los primeros meses de gestación de nuestro bebe, son muchos los estudios científicos ya aprobados en la actualidad que algunas enfermedades, condiciones y malformaciones se derivan de varios factores pero sin duda en la lista no falta la mala alimentación de la madre. En la gestación se necesita una cantidad mayor de nutrientes lo cual erróneamente se creía que comer dobles cantidades era la base, pero todo está en la calidad de lo que consumimos. Los esenciales siempre serán hierro, acido fólico, yodo y calcio durante toda la gestación.
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Una vez que nace nuestro bebe seguimos por partida doble la necesidad de buena calidad de alimentos tanto para la madre quien es la productora del primer alimento como para su recién nacido. La leche materna es el mejor alimento para el lactante en sus primeros meses de vida y sin duda el Calostro el cual es un líquido muy denso que se produce en los primeros días de lactancia con una potente carga de proteínas y densidad de nutrientes capaz de saciar con muy poco volumen el pequeño estomago de un bebe. A pesar de que el calostro dura pocos días y la alimentación exclusiva de leche materna también tiene un plazo; la madre no deja su gran labor con la alimentación de su pequeño porque comienzan los patrones y gustos por los alimentos.
Una papilla hecha con mucho amor, pero sin duda se ha tomado en cuenta mucho los gustos de frutas, proteínas y vegetales de la madre, por esta razón desearíamos que esa madre este consiente que sus hijos no solo adoptaran su ejemplo si no su manera de alimentarse. Él bebé conocerá lo que la madre desee que él conozca, sentirá atracción por los alimentos que ella le presente y se sentirá emocionado por lo que la madre se sienta entusiasmada de cocinarle. A medida que crecen nuestros hijos hemos ido formando en ellos emociones hacia los alimentos que terminan por crear una relación para bien o para mal en la vida adulta de ellos.
Entonces el éxito fue más difícil de lo que imaginaba una madre, desconocemos por completo que los alimentos tienen una relación en nuestra vida emocional y se desprenden de recuerdos de la infancia, adolescencia y por esa voz que llamamos conciencia formada por nuestras madres. El valor de las palabras buenas o crueles entorno a los alimentos también marca a los pequeños del hogar donde hoy en la actualidad sufren de depresión, anorexia, bulimia y trastornos psicológicos porque no usamos la palabra correcta para describir el peso de un niño sufriendo de obesidad, un postre que se comieron a escondidas o simplemente porque como madres tenemos miedo de revivir nuestra propia infancia en ellos. Entonces la madre no solo alimenta a sus hijos con alimentos naturales también lo hace con palabras, recuerdos y lo que permite que el con sus tactos se alimente. Hoy sabemos lo poderoso que es celebrar su día y decirles: TE AMO MAMÁ.
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