Los escenarios económicos para las  economías emergentes del mundo después de la pandemia son desalentadores, por ello es urgente que los gobiernos vayan pensando una estrategia que incluya, entre otras cosas, la contención del gasto, reducción de su aparato gubernamental, afinar presupuestos acordes a la crisis, y fortalecer mecanismos fiscales sin olvidar abrir el abanico para programas de apoyo crediticio.

Honduras no está aislada de esta realidad, aparte de esperar una voluntad política, el gobierno está obligado a dar firmes  respuestas para evitar el shock económico. Ya ratos el país busca tener un despeje en su economía y antes de la pandemia su crecimiento anual  del producto interno bruto ( PIB) no sobrepasaba los 4 dígitos.

¿Con qué indicadores se presenta Honduras en esta pandemia?, bueno, lo que pasa que todo apunta al decrecimiento. Vea usted que el sector turismo reporta pérdidas por más de mil millones de dólares, es decir unos 25 mil millones de lempiras, producto del cierre obligado de unos 900 hoteles por la pandemia y más del 90 por ciento de los restaurantes; además de la suspensión de la visita de cruceros. Tampoco podemos ver de menos el cierre de al menos el 68 por ciento de la Micro Pequeña y Mediana Empresa (Mipyme) y la caída estrepitosa de las remesas que puede ser de un 9 por ciento al final del año (hasta la fecha se han recibido 2 mil 730 millones de dólares según el Banco Central de Honduras). 

¿Qué rumbo económico debe tomar Honduras? Hasta la fecha el gobierno anuncio una contención del gasto de al menos 12 mil millones de lempiras pero, ¿qué se hará con la caída del ingreso tributario? Se proyecta una brecha fiscal de unos 40 mil millones de lempiras en el 2020 por que la economía está a medio vapor y esto provoca la no recaudación a tiempo de los impuestos.

 ¿No cree usted que ya es tiempo que el gobierno haga algo más que contener el gasto? Hay expertos que hablan de proyectar un presupuesto de crisis  para el 2021, reducir el pago de beneficios algunos funcionarios públicos, por qué no decir la reducción de onerosos salarios en el sector público que en algunos casos alcanzan hasta 300 mil lempiras, una bofetada a la cara para las mayorías que apenas viven con 100 lempiras diarios, y casos más extremos, otros viven de mendigar un bocado para llevarlo a su boca.

Tenemos que apostarle a la producción agrícola. Para ello hay que abrir el crédito, si es necesario revisar la tasa de política monetaria para la reducción de intereses a los préstamo, ¿por qué no?, también quitarle presupuestos a secretarias e instituciones del Estado que son estériles, disminuir inversiones en la carrera armamentista. Al final, Honduras debe hacerle guerra al hambre y los problemas de salud, a propósito salud, este sector debe recibir la mayor inversión de recursos en el 2021 y doblar los 15 mil millones de lempiras aprobados para el 2020.

La economía hondureña atravesó estos primeros meses de crisis sanitaria del coronavirus su peor tiempo, pero lo que viene puede ser a un más difícil si no se actúa con diligencia. El gobierno está obligado  a buscar la sostenibilidad a través de maniobras crediticias y fiscales que mantengan en pie a las empresas generadoras de empleo y producción y que están golpeadas por deudas, el objetivo es evitar el shock económico en el país.

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