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Manual para sobrevivir cuarenta días y cuarenta noches

Escriba, los WhatsApp en un papel, haga avioncitos y láncelos al vacío, que se vayan por las alcantarillas de la memoria y abandone para siempre la idea que esos mensajes le darán la felicidad


1- Lea. Busque en en los anaqueles algún almanaque de Bristol o el Algebra de Baldor, lo más recomendable es que busque en la red el “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago, léalo y no se frote las pupilas, lávese la cabeza antes de empezarlo y nunca cierre los ojos.

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2- Entrene un ratón, debe haber detrás de las tablas y artilugios viejos, trastos abandonados en el traspatio; trátelo con cariño, dele migas de pan, pedazos de queso, hágalo su amigo y enséñele a obedecer, quizá no le haga caso alguno, pero queda adiestrado para buscar algunos compañeros, no lo desprecie, puede ser hasta candidato a la presidencia, y hasta nos puede dar la sorpresa un día de estos.

3- Juegue Rayuela con sus hijos, o sus amigos imaginarios, no invite a los gatos, ellos son hipócritas, además sueñan en blanco y negro y eso horroriza a la hora de concentrarse en el juego; este pasatiempo es trazar con tiza o carbón sobre el piso cuadros medianos con números del uno al diez. Brinque y sométase al juicio implacable de Julio Cortázar.

4- Busque un trozo de madera plano, cuadrado total y martille 22 clavos, despacio sin que ninguno se doble, rodéelo con cáñamo y hules y haga un estadio, busque una canica azul y juegue futbol como en los viejos tiempos, cuando el mundo era nuestro y asumíamos la felicidad con cosas simples.

5- Haga un barrilete, un cometa ligero con papelillo de colores, átele un hilo blanco y una cola plateada, con papel de aluminio. Sáquelo al patio, súbase al techo y láncelo al aire sin avisos a nadie; escríbale un telegrama a Dios y cuéntele sus días.

6- Busque en su cartera o billetera, en algún escondrijo, alguna migaja, alguna sombra, algún recuadro vacío de alguna fotografía de graduación, tamaño carnet que un viejo amor le dejó y después usted perdió. Ese viejo amor que nunca se casó con nadie.

7- Escuche un disco de Pablo Milanés, siéntese al borde de la cama, doble la cabeza a la izquierda, despacio y mire la almohada hundida, como si durmió alguien que no era usted. Vea de reojo la cama vacía y piense en “El breve espacio que no estás”, cántela bajito para no despertar los fantasmas del dolor.

8- Elimine su Facebook, váyase a regar los geranios anaranjados que crecen desparramados, mire el cielo limpio, y vuelva a entrar y habrá de nuevo su perfil; esto solo es un ejercicio para especular que alguna vez usted tubo libertad.

9- Vaya el patio, busque el entierro donde quedó la vieja bicicleta Chopper roja que le regalaron en la navidad del 80. Y siéntese a llorar frente al cadáver oxidado de su infancia y entiéndalo: nunca más será feliz.

10- Lea un poema de Esteban Charpentier.

11- Busque en el álbum de fotografías la boda de sus padres y vea a los ojos, detrás de la juventud de ellos estaba la epidermis de aquella ilusión que el tiempo borró; pero fíjese bien, en las manos de ella: verá un pañuelo apretado, como si fuera el corazón.

12- Escriba, los WhatsApp en un papel, haga avioncitos y láncelos al vacío, que se vayan por las alcantarillas de la memoria y abandone para siempre la idea que esos mensajes le darán la felicidad que no encuentra en la vida real.

13- Mírese al espejo, péinese despacio, tan despacio que las hilachas de su cabello caen desbaratadas como si fueran suicidas y después recójalas y colóquelas en la cama, como en una fila de cadáveres y échese a llorar por los muertos que usted ha cargado hasta hoy.

14- Busque una guitarra, apréndase una canción de Homero Expósito y la vida que le sobre nunca más será igual.

15- Repárele un juguete a su hijo, ármelo y desármelo hasta lograr colocar cada pieza; al finalizar se dará cuenta que sus manos son herramientas útiles que pueden atornillarse lágrimas en los ojos, cuando estas se le caigan.

16- Vaya al baño, haga un hueco en el jabón, meta una moneda y si la descubre al final de la cuarentena, entonces ese fue el precio que pagó por aprender a vivir.

17- Tome agua en un vaso de vidrio y si lo acerca mas a la vista, vera una pintura de Salvador Dalí.

18- Escríbase una carta, tome pluma y papel: "Querido viento que pasas por la esquina abierta de mi refugio, tráeme un día de estos un café y sentémonos a contarnos las últimas noticias de allá fuera, dime a que sabe la lluvia en marzo. Atentamente"… lo firma, lo mete en un sobre y salga un segundo nada mas de su casa, y lo mete debajo de su puerta, vuelva a entrar y recibe el sobre, lo lee y será feliz de saber que alguien que pensaba en usted le ha escrito.

19- Abra la refrigeradora, y verá que la luz pequeñita del bombillo se alegra al verlo, cierre despacito y vera que no se apaga hasta que cierre total, repita ese ejercicio hasta que descubra que la luz no existe, solo es un espíritu arrinconado entre las carnes, leches, ice cream, lácteos, lechugas y zanahorias amontonadas como en la morgue de las comidas.

20- Mueva los muebles, arrástrelos como si fuera una carreta de despedidas, debajo de ellos habrá pelusas y polvo enredados en el olor húmedo del abandono, a lo mejor se encuentra algo que había perdido, un arete, una llave, un pedazo de espejo que quedó allí sin saber porque… usted se dará cuenta que este simple ejercicio es un viaje al encuentro con las cosas que nunca mas pensaba volver a ver, incluso su rostro ya viejo, abatido y sin reconocerlo. Entonces vuelva a poner el mueble donde estaba.

21- Busque un tablero para picar carne y entre las líneas de los cortes transversales, encontrará esos anillos que se forman. Entonces lance sobre la tabla, con destreza un pedazo de tomate y al caer usted verá perfectamente ondas expansivas. Como si fuera un río de madera.

22- Duerma una tarde entera, hoy puede ser, y debajo de las sábanas blancas vea el universo en su oscuridad, juegue con las estrellas que le cae en los ojos y piense en Galileo buscando la salida de la colcha para dormirse como un perro, echado a los pies de la cama en llamas.

23- Arme un rompecabezas, sino tiene haga uno: en un cartón dibuje un astronauta subido en una escalera con una manzana en la mano, luego despedácelo con una tijera, en mil pedacitos, luego lo sacude en una bolsa de papel y ármelo. Si falta una pieza, es justamente donde estaba un peldaño, que nunca se sabrá donde quedó, porque los astronautas no pudieron bajar de la nave lunar que aterrizó en su cabeza.

24- Dibújese un reloj con pluma azul en la muñeca, ponga la hora al revés, y desde ese momento usted cumplirá años hacia atrás, y le dará cuerda a la memoria infinita de haber vivido.

25- Escudriñe debajo del colchón, o encima del ropero, alguna caja de zapatos, o en revistas antiguas, lo que sea donde sospeche que allí debe estar el álbum de futbol de España 82, y haga un recuento de las estampillas que no están, las que le faltaron pegar cuando era niño, los cuadros en blanco que no llenó para completar la nostalgia más grande de nuestras vidas.

26- Coma un pedazo de sandía y guarde las semillas en un bote de vidrio, póngale agua y tápelo, entonces lo sacude y verá caer nieve negra sobre la ciudad dormida en sus manos.

27- Encienda la televisión, busque Netflix, vea una película de los hermanos Cohen, sino tiene Netflix, siempre vea a los hermanos Cohen; a las tres de la tarde se cruzan en una nube frente a la ventana, sino tiene ventana, como suele ser, dibuje una en la pared.

28- Busque tres vasos plásticos, póngalos boca abajo, escriba en cada uno de ellos el nombre de una persona. Y juegue sin estafar a nadie: ¿Dónde quedó el corazón?

29- Aprenda a leer las manos, practique con la suya, míreselas detenidamente, recapacite y sin pestañear observe los detalles de la palma amarillenta y vera líneas, cada línea es su destino cruzado, y si la sigue con la mirada, vera que hay una curva que llega al borde de la mano y es el abismo secreto del espanto, que le toca esta semana vivir.

30- Aprenda a cocinar algo, si ya sabe entonces aprenda a descocinar algo, pero hágalo entre la estufa y usted, allí siempre hay una línea miserable que nos desnuda la calamidad de seres humanos que hemos asumido la comida como el canibalismo cultural desde siempre.

31- Haga ejercicio: acuéstese en el piso con los pies pegados a la pared, en forma vertical, mire el encielado del techo, eso cuadros blancos, envejecidos y manchados de goteras, como un mapamundi disperso, descubrirá que el ejercicio no es corporal, sino mental, habrá entendido que el mundo no es esa mancha que olvidamos pintar el último día del año pasado.

32- Tómese una ducha diaria en la noche, pero hoy, la noche de hoy quede viendo por 19 segundos exactos sus pies, y los verá flacos, blancos, agujereados de gotas, aturdidos y estremecidos, congelados como pies de muerto. Salga de la ducha, séquelos con una toalla roja y duérmase. En la mañana descubrirá que sus pies son el último exilio que le queda por usar.

33- Busque una ventana y exhale sobre el vidrio para que se empañe, luego dibuje un corazón y escriba tu y yo: no extrañará a nadie; solo a sus 17 años que se fueron detrás de una quimera.

34- Meta un barco de madera en una botella, sople fuerte para que levante las velas y huya hacia el mar de vidrio que naufraga desbocado sobre la locura del día 34.

35- Arranque el borrador de un lápiz con los dientes, y escúpalo. Sáquele punta por ese lado, y dibuje, entonces usted ha descubierto el sortilegio de dibujar de atrás para adelante.

36- Orine y escuche el ruido como si fuera un reguero de palabras que no tuvimos el valor de decirlas y terminaron acumuladas en el cuerpo.

37- Busque en un calendario de alguna ferretería, o en la tapa de alguna revista de arte, o en el Google, alguna imágenes de la Gioconda de Da Vinci, obsérvela 11 segundos, y verá que detrás de ella hay un riachuelo, donde usted perfectamente puede lavarse el rostro, y ver que en el fondo se refleja su imagen, entonces solo entonces tendrá la certeza lo que esa pintura hizo por usted.

38- Acuéstese en el piso, justo debajo de la mesa del comedor, y de reojo vea la pata de madera tallada, y piense en lo que costo tornear ese trozo de madera abatido por el polvo, que sostiene sus alimentos diarios, y ahora esa pata esta allí, sucia, demolida con el tiempo, y aun sostiene tantas cosas que usted discute en la noche con las sobras del día en un plato vacío.

39- Busque un crucigrama en una revista o un periódico viejísimo, llénelo. No lea las preguntas solo llénelo, no busque como, solo llénelo con palabras cruzadas, verticales y horizontales, y ponga en ellos los amores que perdió, los amores que se fueron, los que nunca se casaron con usted. Habrá llenado quizá todos los cuadros con nombre larguísimos o cortitos, y seguros algunos ni caben en los cuadritos negros que bloquean el paso, así como en la vida, tampoco cabían en nuestras almas, ahora se sorprende que no caben en ese papel. La vida es justa. El tiempo no.

40- Llore, pero sin drama, solo llore porque tiene ganas de hacerlo, y si no tiene ganas acuérdese de su abuela cuando le ponía la mano sobre su cabeza y le decía con las palabras mas exactas de su existencia: “Dios te bendiga”. Ahora llore en paz.

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