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No hay que bajar la guardia ante arremetida de covid-19

¡Se nos avecina un desastre mayor! Procedamos, entonces, consecuentemente ante una plaga que nos puede traer una tragedia mayúscula


Es lúgubre el panorama que se avecina a causa de la emergencia epidemiológica que nos acecha y que amenaza con convertirse en un verdadero "tsunami".

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El recrudecimiento de la pandemia covid significa que estamos en el umbral de una hecatombe, en un país como el nuestro donde No existe una planificada ofensiva contra la plaga, el sistema hospitalario está en sus estertores y las dudas sobre el programa de inmunización siguen sin respuesta.

Las autoridades y especialistas de los principales hospitales públicos, así como de las unidades de triaje y salas de estabilización, han sido tajantes al señalar que su capacidad de atención sobrepasa el cien por ciento.

Los datos estadísticos son estremecedores. Solamente en la última semana epidemiológica, el número de casos positivos se alzó en 50 por ciento y, en varias jornadas, se reportaron más de 60 víctimas mortales cada día.

Debemos esperar una nueva acometida del virus, en una de las peores circunstancias, cuando la población se ha relajado en la observación de las medidas de bioseguridad y cuando las autoridades van sin saber hacia qué dirección, por la sencilla razón que nunca tomaron las providencias para robustecer el sistema sanitario.

Para mayores infortunios, estamos a la zaga en la campaña de inoculación, en relación con el resto de naciones del área, donde Sí se ha evolucionado en el suministro de biológicos a su población.

En nuestro país han primado la indolencia e incapacidad de las autoridades. Los resultados de investigaciones locales y externas lo demuestran.

En tanto Costa Rica y Panamá han aplicado más de medio millón de vacunas, El Salvador ha sobrepasado las 300,000 inoculaciones y Guatemala ronda las 150,000 dosis, Honduras apenas lleva un número cercano a las 58,000 compuestos biológicos.

Estamos pagando un precio alto, porque nuestros funcionarios a cargo han adoptado acciones dirigidas a "apagar fuegos", sin una estrategia para responder debidamente a las consecuencias calamitosas de la peste covid-19.

¡No hay que bajar la guardia ante el tsunami que se avecina! Las autoridades están obligadas a salir de su parsimonia y de su desinterés, de una vez por todas.

Deben dejar de gestionar "a retazos" una virulenta pandemia que nos tiene de rodillas, que ha desnudado la vergüenza de nuestro sistema sanitario, fracturado el aparato económico y menguado al extremo nuestra estructura social.

A la población, en general, nos toca actuar con sensatez y obediencia, además de contribuir a crear consciencia colectiva sobre la observación de las medidas de protección ante el avasallador virus del SarsCov2.

¡Se nos avecina un desastre mayor! Procedamos, entonces, consecuentemente ante una plaga que nos puede traer una tragedia mayúscula. ¡Es hora de tomar medidas más definitivas y propiciar una intervención epidemiológica integral para salir airosos de esta dura prueba!

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